Dejar pasar las emociones por el Arco del Triunfo

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Que no vaya a malinterpretarse. No es mi intención alburear a nadie ni tampoco sacar a relucir aquí alguna vulgaridad. Me encuentro compartiendo estas líneas porque (como suele sucedernos a muchos) acaba de cobrar sentido para mí una verdad que había tenido frente a mis narices por mucho tiempo. Se trata de una frase hecha, del dominio popular, que asimilada en plena conciencia promete darme la clave para vivir de manera más plena.

Escribo aquí esperando que esto que comparto lleve un poquito de luz y tranquilidad a todas aquellas personas quienes, como se diría coloquialmente suelen tomarse las cosas “muy a pecho”. Aquellas almas sensibles 😊 que -el 90% de las veces- asimilan los comentarios y acciones de otros de manera demasiado personal, lo reconozcan o no.

Dicho tipo de personas, sometemos (porque me incluyo) a nuestros propios cuerpecitos (corazoncitos, músculos faciales, estómagos y cuanta víscera más se encuentre involucrada) a los estrujones que producen inevitablemente las emociones, mismas que experimentamos todos los que circulamos por el camino de la vida.

Entrando en materia, nunca había reflexionado ni me hubiera imaginado que pudiese dársele un sentido tan profundo a la expresión “pasarse las cosas por el Arco del Triunfo”.

Sin afán de hacer referencia exclusiva a la monumental obra ubicada en la Avenida de los Campos Elíseos de la capital francesa, misma que fungía como puerta por la cual atravesaban (y siguen atravesando) los victoriosos en Francia, quiero referirme a cualquier arco como la estructura por la que se puede libremente circular.

Sin saber nada de psicología, quiero imaginar la forma en la que cambiaría mi calidad de vida mental si dejara pasar libremente por mi mente y cuerpo las emociones negativas como se circula a través de un arco.

Por todos lados nos dicen que hay que evitar el estrés, pero lo que nadie menciona es que, como seres humanos, es bastante complicado que no seamos receptivos al mismo, ni a las emociones destructivas, los comentarios negativos, los fenómenos circunstanciales, etc.

Probablemente existan personas que son estoicas u otras que cuentan con un grado avanzado en la práctica milenaria de la conchudez y el vale madrismo. Sin embargo, habemos otro grupo al que el asimilar los elementos del entorno aún se nos dificulta y tras experimentar -inserte aquí el hecho negativo aleatorio de su preferencia- podemos estacionarnos en la rumiación indefinidamente, ganándonos a pulso el el título de los “sentiditos” del grupo (calma, saber reconocerlo ya es ganancia).

Tal vez no podamos hacer mucho para mantenernos inmunes a los perturbadores agentes externos, quizás hemos pasado demasiado tiempo con la estrategia equivocada de “evitar” en lugar de «permitir» a las emociones invadirnos plenamente hasta traspasarnos… con la condición de dejarlas partir tal como llegaron, así como si pasasen por un arco.

Y sí, efectivamente, en el momento en el que logremos practicar con destreza dicha habilidad mental, podríamos denominarnos a nosotros mismos “arcos” en el manejo triunfal de las emociones.

Por que puedas pasarte todo por el Arco del Triunfo 😛

@helenistica


Que el operacional de la vida no disuelva tus ganas de vivir

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Imagen cortesía de ageheureux.centerblog.net

A veces, si no es que más seguido de lo que pensamos, la cotidianidad y la velocidad de la vida nos sobrepasan. Sin darnos cuenta quizás, pasamos  una gran parte de nuestro tiempo entre los pendientes, trayectos y las obligaciones diarias.

Sería maravilloso si existiera una señal de alerta que se activara al descubrirnos viviendo la vida en “piloto automático”. Y es que eso no es vivir, sino sólo ir pasando los días con la capacidad de soñar adormecida por la preocupación, el miedo o el realismo excesivo.

Alarma

No sé si forme parte de nuestra naturaleza como seres humanos, pero imagino que más de uno hemos cometido el error de pensar alguna vez que el mundo gira en torno a nuestras “grandes” pequeñeces… lo cual no puede ser más falso.

Muchos hablan acerca de no perder de vista la “big picture” pero nadie dice cómo hacerle.

Y justamente, para evitar que nuestra vida se reduzca a sólo una secuencia de días, para no dejar que la llama interior se nos apague… el secreto es no permitir que el operacional de la vida nos haga perder de vista nuestros sueños ni las actividades que disfrutamos verdaderamente hacer.

Esto es aplicable al ámbito profesional, de pareja y a la íntima relación que cada uno lleva consigo mismo.

Aquí comparto algunas de las actividades que, por experiencia, me están ayudando a no nublar mi visión general del panorama por estar demasiado enfocada en los detalles :

-Leer : De todo y en lugar de ver televisión. Leer permite conocer, llenar la cabeza de otros mundos, de otras ideas, es sin duda una manera de viajar y de aprender.

-Viajar : Cada vez que sea posible. Viajar permite descubrir y enfrentarse a nuevas experiencias. Dependiendo del tipo de turismo que guste a cada quién, viajar permite salir de la zona de confort, o al menos de la zona conocida.

-No tomarse las cosas (ni a uno mismo) demasiado en serio. En el más exquisito y distinguido español mexicano,  esto se llama “vale-madrismo”. En castellano se conoce como relativizar las situaciones :) .

-Descansar, hacer pausas : Algo que en lo personal me cuesta trabajo, pero que sigo tratando de llevar a cabo. Descansar es necesario, permite resetear el cerebro, ver con claridad. Hacer respiraciones profundas ayuda, sin embargo el descanso es necesario para poder seguir siendo productivos.

Algo que no hay que perder de vista, como lo he mencionado anteriormente, es identificar las actividades que nos causan placer. Pero no un placer efímero sino esos que alimentan el espíritu y permiten cargar las baterías para salir nuevamente al ruedo todos los días.

¿Y tú, cómo haces para que la rutina diaria no te consuma? Si tienes alguna recomendación, no dudes en compartirla a través de un comentario.

Luminoso camino,

@helenistica