Estúpida y sensual «porn food»

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PornFood

Los gustos de una persona pueden cambiar con el tiempo, a lo largo de mi vida he tenido diferentes «debilidades culinarias» y no, no tiene nada que ver con mis comidas preferidas (eso es aparte) sino con el hecho de que son antojos pecaminosos, cuyo contenido : calórico y poco saludable,  impide comerlos seguido (por constituir un atentado contra la figura y la salud a largo plazo).

Aquí mi TOP 10, a la fecha, de comida pecaminosa… porque más vale conocerse a tiempo, ¿no?

1. Pizza, mi máxima y más antigüa tentación. Puedo comerme 4 rebanadas (o más) sin problema. Eso sí, debe ser de pasta delgada, queso abundante y con una salsa de tomate BUENERRIMA.

2. Pasteles esponjosos… con todo y betún cremoso. Si es casero y de chocolate ya valí…

3. Galletitas : si, chiquitas y de aspecto inocente… son peligrosas porque al final no sé cuántas me terminé comiendo

4. Cafés, malteadas y chocolates con crema batida (fríos o calientes)

5. Brownie con helado y harto jarabe de chocolate, es muy difícil que me resiste si lo veo en la carta de algún restaurante

6. Helados cremosos, la perdición calórica…

7. Charcuterie ¿quién puede hacerle el feo a un jamoncito italiano o Pata Negra para el aperitivo?

8. Fondue savoyarde (a base de 3 quesos y vino blanco)… eso y la navidad son lo que me pone felíz al saber que va entrando la época invernal

9. Las papitas con salsa… porque desafortunadamente crecimos bombardeados con la afiramción de que «No puedes comer sólo una»

10. Chicken wings, alitas picositas. Afortunadamente ya encontramos dos lugares en Paris donde pican rico y no saben a salsa BBQ.

Dulce y salado resultaron empatados. La Nutella y las frites han salido de mi lista. El chocolate  no figura pues mi paladar a evolucionado, el chocolate negro es mi nueva pasión y está lejos de representar un peligro calórico 😉

Por obvias limitantes geográficas,  me resulta difícil acceder a la variada gama de antojitos mexicanos que me hacen delirar, pero digamos que los tacos al pastor y los sopes de chicharrón prensado siguen siendo mi punto débil :)

No es siempre pero, y para tí, ¿cuáles son las comidas/antojitos que te hacen babear como a  Homero Simpson?

Homero Simpson

 

Buen camino,

Meg

 


Heridas de guerra

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Hace dos meses y pese a las bajas temperaturas continuamos entrenando. Es ahí cuando más trabajo cuesta salir y ponerse los tenis para correr en el frío. Cuando sentía que por fin lograba sobreponerme, me lesioné la rodilla derecha.

No podía siquiera apoyar la pierna, el bajar escaleras me dolía, me sentía triste, el clima gris no ayudaba y yo no terminaba de comprender el por qué.

Siempre he defendido mi salud ante todo y me dije que si correr representaba un riesgo lo dejaría, aunque en el fondo deseaba que no fuera así, no después de lo que me había costado disfrutarlo.

Aunque el dolor de la lesión iba cediendo, éste reaparecía cuando volvía a correr.  Fui al médico, me revisó y me prescribió una resonancia magnética (horror :( ) para descartar cualquier anomalía.

Personalmente los dramas son algo que no se me da, pero tengo que reconocer que me sentía muy vulnerable. Comprendí y agradecí todo lo que mi cuerpo hace a diario por mí, mis piernas son mi vehículo, me transportan y -me soportan-.

Cookies siempre estuvo ahí para darme ánimos, aún cuando yo sentía un miedo bárbaro de volver a correr pues no quería volver a experimentar aquel dolor. Desde principios de año nos habíamos inscrito a algunas carreras y yo tenía la incertidumbre de saber si podría cumplir con ellas, por lo cual sigo entrenando poco a poco.

Ayer tuvimos un 10 Km y no sólo lo terminé sino que mejoré mi tiempo.

Con esto quiero decir que las lesiones son un riesgo inevitable al enfrentar un desafío. No sólo en el deporte sino en la vida, siempre existe riesgo al emprender algo nuevo.

Hacerle al valiente y caer en la auto-compasión son los extremos a evitar. Uno debe utilizar su inteligencia y sentido común para medir sus PROPIOS riesgos, no a partir de lo que le haya sucedido a alguien más, no infiriendo sin fundamentos sino situándose en un escenario PROPIO (asesorándose profesionalmente de ser necesario) y a partir de ello hacer una auto-evaluación realista.

No voy a decir que después de esta carrera estoy como si nada, sé que tengo que seguir fortaleciendo mis rodillas y… de paso, curarme el pequeño «regalito» que me quedó después del 10 Km de ayer :) Aunque sé que hoy soy más fuerte que antes.

Heridas de guerra

We did it!

Bonito camino,

Meg




Vaciando la mochila, de pensamientos inútiles

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Vaciando la mochila

¿Qué es un pensamiento malo? No, no tiene nada qué ver con la ética del bien y del mal. Es simplemente algo que al ser recordado hace sentir incomodidad. Probablemente se trate de un recuerdo que genera tensión y despierta emociones como  vergüenza, arrepentimiento, coraje, auto-crítica o auto-flagelación.

¿Suena fuerte, no? Pero son más comunes de lo que creemos. Lo impresionante es que dichos pensamientos pueden aparecer de repente, así sin más, y generar un estado de estrés repetitivo que impide avanzar a nuevas experiencias, convirtiendo a las personas en entes grises, apagando su dicha de vivir y la claridad de su mente.

Si después de una profunda reflexión sobre dichos pensamientos, si después de haberlos puesto en la balanza del aprendizaje éstos siguen apareciendo, aquí están algunos pasos para eliminarlos de la escena, para vaciar la mochila e ir más ligeros por el camino de la vida: :)

1. Sustituir el pensamiento basura por uno positivo. Un recuerdo verdaderamente agradable, lindo. Que haga exaltar los sentidos de tan solo recordarlo: una situación de mucha felicidad y satisfacción

2. Escribir los pensamientos incómodos en un papel y deshacerse de él, así sin más. El hecho de escribir es el primer paso para liberarse de su peso, eliminarlo materialmente es muy reconfortante también

3. Una caminata para tomar aire. Hacer ejercicio para liberar endorfinas, lo ideal sería convertirlo en un hábito. En materia de actividad deportiva hay que tomar en cuenta algunas consideraciones:

a)      Cuando es una actividad cíclica, que en la mente el objetivo sea siempre concentrarse en la respiración y no en darle vueltas al pensamiento basura

b)      Realizar deportes de grupo para evitar aislarse

c)       Realizar una actividad que exija coordinación física y mental total

4. Construir una afirmación positiva, una frase corta que haga sentir bien. Un decreto que signifique algo para uno (no para otros). Esta frase puede decirse al iniciar un nuevo día, ante la aparición de los pensamientos basura, el objetivo es generar bienestar mental inmediato

5. Escoger una palabra simple y corta, cualquiera que no tenga nada que ver, que sea la clave para uno mismo, que al ser pronunciada sea la señal para entrar en una zona de cero pensamientos negativo

6. Cuando el pensamiento negativo aparezca, hay que respirar de manera profunda, cerrar los ojos durante algunos segundos y tratar de llevar la mente a otro lugar

El objetivo con estas acciones es evitar entrar en una zona de ansiedad, pues la ansiedad es cíclica y  obsesiva.

No hay que olvidar que los pensamientos se convierten en sentimientos, éstos a su vez generan emociones y las emociones provocan un impacto en el cuerpo. Cuando las emociones son repetitivas (durante años) generan enfermedades. Para mayor información sobre éste punto, recomiendo leer el libro: Tú puedes sanar tu cuerpo de Louise L. Hay

Hay que soltar y dejar ir, bonito camino,

Meg

El mar




Parisina style

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Audrey Hepburn - Déjeuner chez Tiffany

El estereotipo de la mujer parisina es de glamour, lujo y seducción. Aunque haya más de leyenda que de cierto en ello, después de observar con atención, he descifrado que el estilo parisino es una equilibrada combinación de practicidad y prendas clásicas a prueba de fallos, pero eso sí, siempre con una nota de elegancia. Me dispongo a compartir aquí las claves del vestir de la mujer parisina promedio.

Parisina

 

– El negro – le noir, color por excelencia:

Muchos afirman que transmite elegancia, en mi opinión, la elegancia es una cuestión que va más allá del color (para muestra las italianas ataviadas con colores claros). Lo cierto es que el negro guarda un fuerte lazo con el código de vestimenta parisino, predominando sin importar la hora o la temporada (para corroborar la magnitud del impacto, recomiendo echar un ojo a: Mi primera vez).

Sin lugar a dudas el negro es muy socorrido debido a su practicidad: combina con todo, no se le nota la mugre, transmite sobriedad y a todos hace lucir más delgados. El gris y el azul marino son colores que al igual que el negro, pueden usarse todo el año sin problemas.

– Las balerinas – les ballerines, un clásico total:

A mi llegada fue desestabilizador el tener que resignarme a dejar guardados los tacones en el closet (soy modelo compacto). Con el tiempo se comprende que es una medida a tomar si no se quiere parecer pollito espinado o suicida en las escaleras del metro.

Por ello les ballerines constituyen la solución ideal: coquetas, femeninas, cómodas, en todos los colores y composiciones.  Y, para las que no se resignan al zapato de piso, siempre estará disponible el calzado de tacón pequeño y/o compensado… (O el llevar los tacones de Miss Universo guardados en la bolsa :P).

– La gabardina – la Trench :

Esta prenda no es un abrigo, no es un sweater ni tampoco un impermeable pero resulta imprescindible pues es ligera, protege de la lluvia y del fresco de las noches parisinas. Se usa bastante durante la primavera, verano y el inicio del otoño.

– El Bolso – le sac à main «Longchamp»:

Cuando llegué a Paris, no cabía en el asombro de ver tantas mujeres con estos bolsos. Cada vez que salía me dedicaba a llevar la cuenta de los que veía por las calles (no es broma). No me explicaba la popularidad de un modelo en particular: aquel sin divisiones en el interior, hecho en nylon (¡!), que lo único que tiene en piel son las asas y una pequeña cobertura decorativa con un perro galgo y que además cierra con un simple zipper (¡!)…

Después de tres bolsos he descubierto el porque. Este modelo, creado en 1993 por la tradicional Casa Longchamp, llegó a venderse a razón de un ejemplar cada 15 segundos. El mismo se ha vuelto casi una insignia de la parisina promedio debido a su practicidad: fácil limpieza, forma sencilla (profundo interior) puede plegarse, cuenta con un cierre que protege totalmente su contenido y disponible en una gran cantidad de simpáticos colores.

Claro que no son los únicos bolsos, hay de todo como en cualquier lugar (en piel, sintéticos, de lujo) PERO se tiene que reconocer la presencia de marca y el acierto que tuvo LONGCHAMP con ese modelito.

-Las medias – les collants:

Hace algún tiempo escuché a una reconocida comunicóloga mexicana decir que las medias estaban pasadas de moda… inmediatamente pensé: NUNCA en Paris.

Aquí pueden usarse la mayor parte del año, debido a que protegen del fresco y hasta me atrevo a decir que es también porque ayudan a disimular los “petits poils” (vellitos) hasta el momento oportuno para hacerse la depilación. Recordemos que la parisina es practicidad ante todo.

Aliadas de la minijupe (minifalda), debo hacer hincapié en que el dominio de las medias es todo un arte: que va desde la manera de ponerlas correctamente hasta no romperlas durante el día; y sí, en mi opinión, el usarlas hace sentir de inmediato cierto aire de femme fatale (mujer fatal) 😉

– El paraguas- le parapluie:

También conocido como “sombrilla”, esto claro dependiendo del lugar donde se utilice, y como en Paris hay más lluvia que sol, lo dejaremos en parapluie (paraguas).

En Paris siempre se debe traer uno en la bolsa pues la lluvia forma parte del diario vivir, el clima es sumamente cambiante. Nada de modelos enormes como el de “El Pingüino» en Batman. El paraguas debe ser plegable y caber en el bolso más diminuto.

-La mascada – le foulard:

No, no es tener complejo de Audrey Hepburn ni aires de grandeza. La foulard es una prenda básica cuya función es proteger el cuello de las corrientes de aire, de los cambios de temperatura a lo largo del día (no de quitar el frío). Esto es completamente comprensible pues el viento siempre está presente en las escaleras del metro o al andar por las calles.

– El cabello – les cheveux:

Aquí es raro ver personas con el cabello mojado por la mañana. En general, muchas parisinas tienen el hábito de ducharse la noche anterior (supongo que es para ganar unos minutos más de sueño), de usar secadora de cabello o de no lavar éste a diario (ese es otro tema que, debido a su polémica, trataremos en otra ocasión).

Una cosa es definitiva, la regla no escrita sobre el cabello en Paris es –NO peinarse de relamido como abanderada de la escolta-.

Al cabello se le deja ser y punto. Si se lleva recogido, se dejan mechones fuera de lugar (borditos) de manera intencional, el volumen es algo anhelado en las melenas. Desde la tierna infancia, las pequeñas llevan el cabello suelto y no les exigen ir peinadas con kilos de gel, como si hubieran metido la cabeza en la boca de algún león. El cabello no es percibido como sinónimo de insurrección, como sucede en algunos sistemas educativos de otras culturas (me atrevo a decir).

– Lo que nunca se verá en Paris:

Pants para hacer ejercicio como outfit cuando NO se va a hacer ejercicio. Es común ver en EUA o México a mujeres maquilladas o con el cabello arreglado pero vestidas en conjunto de pants y jersey para salir a hacer compras o para transmitir un aire relajado.

En Paris no es el caso, y si se desea andar en ropa cómoda para salir a realizar dichas diligencias, se escoge otro tipo de ropa pues los pants NO aplican para salir de casa si no es para salir a hacer ejercicio.

 

Algunos se desilusionan al llegar a Paris y percibir el vestir opaco de la mayoría, cuando la ciudad es concebida como uno de los íconos de la moda, cuna de grandes diseñadores. Aunque se pueden ver much@s “vestid@s a la última tendencia” la sorpresa llega al descubrir que gran parte son turistas orientales :) .

La parisina que VIVE de planta en la ciudad, no la turista ni la bloguera de moda, sabe que su vestir debe permanecer práctico, permitiéndole desplazarse en bicicleta (o moto), hacer largas caminatas, subir o descender escalones sin problema. Ella busca guardar un estilo propio pero siempre cuidando de no llamar la atención demasiado.

Lo mágico es que siempre impregna en su vestir su sello personal, llevando en sí misma, quizás sin saberlo, prendas que han permanecido a través del tiempo, belleza y un aire nostálgico que resulta encantador.

Meg


La intuición

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Ese pensamiento fugaz, esa quasi imperceptible cosquilla, cual susurro al oído que indicara por dónde ir, como un ligero roce para que dirigir la atención a algún detalle.

No, no tiene que ver con el azar, la paranoia o el fatalismo (“mal pensadez”). Tampoco tiene fundamento científico y por lo mismo es sub-valorada.

La intuición, es la sensibilidad que todos tenemos, pero que no todos desarrollamos, misma que nos avisa y protege, pues es nuestra conexión con lo divino.

No sé cómo había pasado tanto tiempo con mi intuición dormida. No quiero parecer dogmática pero cuando le hago caso, las cosas me fluyen mejor.

«Creo que empiezo a entender…» 😛

Meg