El cuerpo de las mujeres

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Il corpo delle donne – Documental de Lorella Zanardo

Una denuncia abierta hacia la televisión italiana por presentar a la mujer como un objeto decorativo y meramente sexual.

«Tan solo cuerpos de adorno, pilotados  a control remoto»

Provocando que las mujeres de hoy ya no se acepten a sí mismas, que se modifiquen a través de operaciones, que tengan pánico a envejecer…  consecuencia de la imagen que les ha vendido la televisión y que ellas mismas han decidido «comprar», pensando que esos comportamientos son parte de su libertad.

Lorella Zanardo : «Viví años en el extranjero. Cuando volví, me indignaba viendo la televisión mientras mis amigos se encogían de hombros: ‘Apágala y ya’. Pero ¿vamos a abandonar a los que no tienen recursos para decidir vivir sin la caja negra? El 80% de quien tiene una, no se informa de otra manera. Tenemos que cambiarla, no ignorarla»

Un excelente documental que permite preguntarnos: ¿ Qué tan lejos estamos de los escándalos de Berlusconi y de la imagen minimizada que se promueve de la mujer?

El video que aquí se presenta se encuentra subtitulado en español y es altamente recomendable.

Para los que deseen visitar el sitio italiano aquí la liga  : http://www.ilcorpodelledonne.net/

Y tu, ¿ves mucha diferencia de lo que se presenta en la TV mexicana?

Meg

 


La importancia de saber decir NO

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Culturalmente a los mexicanos, nos es difícil decir NO. Muchos podrán jactarse de ser directos, de no tener «pelos en la lengua» para decir las cosas, pero a la hora de los trancazos… la verdad es que la gran mayoría experimentamos diferentes grados de incomodidad.

Preferimos decir SI antes que decir NO. Aunque sepamos de antemano que después rajaremos anularemos. Optamos por un NO diferido pues creemos que así se siente menos.

Este rasgo cultural es debido probablemente a la manera en la que fuimos educados: asociando la negativa con el conflicto, y a los mexicanos eso de evadir el conflicto se nos da bien. A lo mejor porque nos importa el qué dirán: la opinión que el otro (el receptor del no) o la sociedad puedan llegar a formarse de nosotros.

Si nos ponemos literales, desde nuestro hablar, se percibe una incongruencia entre lo que decimos y lo que en verdad pensamos o estamos dispuestos a hacer. Por ejemplo: Estas en tu casa… (Cuando recibes a alguien por primera vez) / Mucho gusto… (Cuando no sientes gusto nada especial) / De nada… (Cuando francamente sí esperas algo a cambio) / Mande usted… (Como dando carta abierta a los deseos del interlocutor), etc. El lenguaje nos compromete de más y acabamos sintiéndonos mal por muchas veces no poder sostener eso que el formalismo nos dicta.

Pero volviendo a la situación específica de decir NO, lo más penoso es cuando se utiliza un pretexto falso para “excusarse”, y que resulta peor al toparse con personas que no entienden indirectas (conchudos, imprudentes, sinvergüenzas…) y que insisten, poniéndole solución a la excusa que anteriormente les fue dada, orillándonos a una posición todavía más incómoda: la de buscar un nuevo pretexto. Todo esto podría evitarse diciendo un NO contundente desde un inicio, con o sin explicación adjunta, importando poco lo que los demás puedan decir o pensar de nosotros.

Acaso el decir NO nos convierte en malas personas? Nos hace “mala gente”? NO! No olvidemos que nosotros también somos gente.

Aprender a decir NO de manera directa es una experiencia liberadora que debe practicarse constantemente, así se ejercita 😛 y saldrá cada vez más natural. Negarse puede provocar remordimientos al principio sin embargo, de no aprender a hacerlo estaremos condenados eternamente a pasar por alto a la persona más importante, con la primera que tenemos que quedar bien y que merece todo el respeto posible: UNO MISMO.

Meg


On fait une pause ? – La Pause Café

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Hacemos una pausa ?

La Pause café es un hábito característico de la cultura empresarial francesa.

Solo o en grupo… dependiendo de la cantidad de trabajo. En la intimidad del cubículo, frente a la maquinita de café o en un pequeño rincón de la oficina… en función del nivel de confidencialidad de los temas a tratar.

En torno a un pequeño vaso de café, té, agua o chocolate, los empleados ( chambeadores o no 😛 ) se reúnen para relajarse, intercambiar e introducir un poco de cafeína en su sistema. El objetivo es de lograr despertarse (si es en la mañana) o tratar de no dormirse (si es después de comer).

Hay que mencionar que, mínimo, los franceses hacen dos “pause-café” al día y este momento constituye todo un ritual. Se les puede ver todos reunidos, alrededor de la maquinita de café, poco importa que el café sea bueno o no… ellos podrán quejarse pero al final lo beberán, es así. Cada grupo de afinidad encuentra su momento frente a la maquinita pero, no hay que abusar,  la pausa deberá durar de 15 a 20 minutos para no ser considerada como excesiva y para no entorpecer mucho el tráfico de los demás.

Contrariamente a la cultura de trabajo mexicana, aquí no se pueden llevar tamales, gorditas, taquitos o galletas (al menos) para acompañar la bebida elegida :( . Por un mexicano podría ser percibida como “light”, desabrida o triste pero… ayuda a guardar la línea cuando menos. Los franceses, a diferencia de los mexicanos (poco importa el nivel jerárquico en la estructura de la empresa) conocen que la “pause-café” es un derecho no escrito y no dudan en hacerlo valer.

Algo que admiro de los franceses es su capacidad para relajarse, su estilo desenfadado, y que poco importa si es el jefe quién pasa –dos veces- frente a ellos mientras están haciendo la pausa.

Entonces, on fait la pause? 😛

Meg

On fait une pause ?

La Pause café est une habitude caractéristique de la culture française en entreprise.

Soit en solo ou en groupe… en fonction de la charge de travail. Soit dans l’intimité du bureau, face à la machine à café ou dans un petit coin de l’open space… en fonction du niveau de confidentialité des sujets à aborder.

Au tour d’un petit verre du café, thé, eau ou chocolat les employées ( bosseurs ou pas 😛 ) se retrouvent pour se détendre, échanger et introduire un petit peu de caféine dans son système.

L’objectif c’est d’arriver à se réveiller  (si c’est pendant le matin) ou ne pas du tout s’endormir (si c’est après du déjeuner). Il faut dire que, minimum, les français font deux « pause-café » par jour et c’est moment constitue tout un rituel. Vous pouvez les voir tous réunis au tour de la machine à café, pas importe que le café soit bon ou pas… ils pourraient détester le café mais à la fin ils le boivent, c’est comme ça.

Chaque groupe d’affinité trouve son moment mais, il ne faut pas y abuser, la pause devra durer de 15 à 20 minutes pour ne pas être considéré comme abusive et pour ne pas trop empêcher le trafic d’attente des autres.

Contrairement à la culture de travail mexicaine, on ne peut pas y emporter des tamales, gorditas, taquitos ou des galettes (quand même) pour accompagner la boisson choisie :(. Il pourrait être aperçue un peu « light » ou triste pour un mexicain mais, ça aide au régime quand même.

Les français, à la différence des mexicains (peu importe le niveau hiérarchique dans la structure de l’entreprise) connaissent que la pause-café c’est un droit non écrit et ils n’hésitent pas à le prendre.

Une chose que j’admire des français c’est sa capacité de pouvoir se détendre, son style décontracté, et que peu importe si c’est le boss qui passe deux fois devant eux pendant qu’ils font la pause café.

Alors, on fait la pause? 😛

Meg


El primer paso es ponerse los tenis – Segunda parte

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Los dos principios básicos:

1. El adoptar un nuevo hábito exige, casi siempre, mayor esfuerzo al inicio.

Al principio habrá que armarse de voluntad y establecer una rutina. Es común que al empezar, ante el más mínimo –INSERTE AQUÍ EL PRETEXTO- (compromiso repentino, exceso de trabajo, signo de cansancio, condición climatológica, cambio de ánimo,  etc.) uno se diga a sí mismo “Hoy no voy, mejor mañana”.  Es por eso que, se debe respetar el espacio de tiempo que se haya decidido dedicar al entrenamiento y defenderlo cual si fuera tan importante como ir a la escuela o al trabajo.

2. La motivación sin un plan de acciones no es nada y se extingue rápidamente.

Para evitar que todo quede sólo en buenas intenciones es recomendable trazar un plan de entrenamiento o determinar los horarios y los días en los que se correrá. Es importante ser realista. También es interesante preguntarse a sí mismo la razón por la cual se está tomando la decisión de empezar a correr. Qué nos impulsa? El tener un hobbie, el des-estresarse, el mejorar la salud, el perder peso, etc. Es bastante positivo identificar los motivos para tenerlos siempre presentes, sobre todo en los momentos de debilidad.

Para correr lo único que hace falta es determinación…

A casi dos meses del 10Km Paris Centre, establecimos un planning con entrenamientos de 3 veces por semana que exigía: dormir temprano para levantarse a correr, reducir el consumo de alcohol y quesos, y en Francia: ça c’est dur!. La estoica decisión impactó “ligeramente” nuestra vida social (pero eso ya es harina de otro costal). Como lo he mencionado ya, el entrenar exige principalmente de constancia y fuerza de voluntad.

Debo confesar que al principio, mi cuerpo tenía algo así como una señal de alarma en cuanto detectaba haber cumplido con los reglamentarios “2Km” que solía hacer antes. Automáticamente después de pasada ésta recta, mi cuerpecito empezaba a indicarme «que ya no quería correr» a través de la fatiga, el pulso acelerado, el mal genio,  oponiendo resistencia. La primera vez que hice 4Km sin detenerme y en intervalos estaba furiosa y terminé regañando a Cookies quien la hace de mi Coach.

En un inicio me costaba trabajo salir a correr, pretextos nunca faltarán, pero debo decir que el hacer ejercicio en pareja ayuda a que, cuando alguno de los dos piensa en declinar, el otro la hace de contra-peso motivador.

Me gustaría mencionar que, pasadas 3 semanas de entrenamiento constante, comencé a sentir un compromiso con mi rutina personal de entrenamiento. Posteriormente, sola o acompañada, empecé a disfrutar el simple hecho de correr. Comencé a poner atención a mi respiración, a descubrir por dónde me gustaba más correr, a qué hora, qué tipo de música me estimulaba verdaderamente y he aquí lo fundamental: me di cuenta de que, cuando mi cuerpo estaba por alcanzar el umbral del cansancio de los 2 ô 5Km (cuando yo sentía que ya no podía más) bastaba sólo con continuar corriendo para sentirme mejor. Así es, el secreto está en NO detenerse. Uno puede reducir la velocidad y respirar más profundamente pero la clave es: NO PARES – SIGUE SIGUE- .

Faltaría decir que corrí el 10Km Paris Centre en 1h03 (y no lo terminé en «3 horas y caminando» como pensaba). Me divertí mucho, durante los entrenamientos y «el gran día». Nunca me imaginé que mi primera carrera sería un 10 Km (y mucho menos en Paris) pero creo que lo que esta experiencia prueba es que es posible lograr una meta si se trabaja duro en ella y sobre todo: cuando se disfruta el camino.

Pasada la carrera sigo entrenando, el desafío ahora es hacerlo pese al #frío, #lluvia, #viento, #invierno… pero la verdad es que desde que descubrí que soy una #runner no puedo parar y no voy a parar.

Meg

Cookies y yo

 

Amigos mexicanos en el 10Km Paris Centre


El primer paso es ponerse los tenis – Primera parte

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Nunca me he declarado deportista. Cuando era niña, en la escuela estaba lejos de distinguirme por ser una estrella del deporte. De hecho, recuerdo que cuando “las capitanas” formaban sus equipos yo era de las últimas en ser escogida, oh sí.

Las pelotas de básquet me provocaban pavor, eran demasiado duras para mis dedos y mi coordinación era nada acertada para encestar la bola.

Cuando se organizaban carreras de relevos, yo tenía la impresión de moverme en cámara lenta.

Pegarle a una pelota de voley me irritaba la parte interna de los brazos, aunado a que cerraba los ojos en el momento en el que la veía caer de los cielos.

Recuerdo que cuando llegaba el momento de la clase de deportes, la mayoría de las veces ésta se realizaba en el horario del medio día, bajo el sol ardiente de Torreón y un calor que llegaba a atravesar la suela de los zapatos.

A mi profesor de educación física (a quién por cierto recuerdo con mucho cariño) le fascinaba broncearse y a mí todo lo contrario, me desagradaba sudar. Sus entrenamientos rayaban en lo militar, las formaciones se hacían al ritmo de “La marcha de Zacatecas” y “Cadetes de la Naval” (aun me dan escalofríos si casualmente llego a escuchar alguna). Estos temas nada femeninos para una escuela de chicas y francamente pasados de moda particularmente para mí, una puberta que gustaba de Kabah, Fey, Backstreet Boys y las Spice Girls.

En fin, sin sufrir de problemas particulares de peso gracias a una alimentación casera sana, una complexión esbelta por herencia y las maravillas del “estirón” de la adolescencia, nunca tuve –necesidad- de hacer ejercicio. Me había auto-mentalizado a que yo no era buena en ello, que eso no era para mí, que yo era la de las buenas calificaciones, la del verbo.

Siempre relacioné el ejercicio físico con dolor y esfuerzo innecesarios. Durante la universidad llevé a cabo varios intentos de actividades físicas (aunque nada constante debo decir) por influencia de buenos amigos y por la presión social de “inscribirse al gym”.

Desde que vivo en Paris mi vida ha estado lejos de ser sedentaria, no cuento con coche y utilizo el transporte público todos los días. Para quienes no saben de lo que esto se trata, el #metroparisino es un laberinto de escaleras y largas caminatas para hacer conexiones. Esto me ha permitido mantenerme en forma aunque según la opinión de mi doctor: “Hacer ejercicio a base de subir escaleras y utilizar el transporte público es perfecto… para personas que tienen 70 años”,  algo faltaba en mi vida.

Hace dos años aproximadamente, haciendo una comparación entre el alto costo de una membresía en cualquier gimnasio parisino y los bellos parques públicos dedicados al esparcimiento, decidí comenzar a correr. Al principio de manera esporádica, sintiéndolo  como obligación y pensando sólo en terminar la “larga” vuelta de dos kilómetros que me había fijado como meta para cada entrenamiento. Llegué a correr sin llevar una técnica, sin calentamiento previo, sin música, sin estirar después de terminar, sin poner atención a mi respiración y ritmo cardiaco, pensando sólo en acabar con “el martirio de la corrida” para poder pasar a otra cosa en mi lista diaria de pendientes por hacer.

Hace dos meses todo cambió, Cookies me preguntó si quería inscribirme a la carrera “10k Paris Centre” de Nike. Su argumento para engancharme convencerme fue: “tienes hasta 3 horas para terminarla”. Debo confesar que en ese momento pensé: “Bueno, si el chiste es terminarla, pues aunque lo haga en 3 horas y caminando, es posible para mí”. Así que nos inscribimos, y nos embarcamos en una aventura de entrenamientos y preparación para ese tan anhelado 10k que terminó mejorando nuestro estilo de vida y transformando mi manera de ver y hacer ejercicio.

Continuará…

Meg


Con un nudo [francés] en la garganta

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Desde muy pequeña, en la familia se me apodó “Susanita” en referencia a la parlanchina amiguita de Mafalda, aquel personaje de Quino que adora expresar –todo- a detalle.  Siempre gustosa de escribir y hablar en público, nunca fue problema compartir mis ideas o sentimientos, hasta que llegué a Francia…

Durante los dos años y medio que llevo por aquí, no ha habido un solo día en que no confirme que una de las necesidades básicas del ser humano es: comunicarse.

Yo llegué como muchos, aprendiendo a hablar como lo hace un niño, con cursos intensivos del idioma durante meses. Y sólo quienes viven (o han vivido) en un país cuya lengua les es desconocida saben la victoria personal que puede representar el ir a la tienda de la esquina y que te entiendan… aunque de pasada te lleves una mueca de desprecio de la dependienta que te mira como si fueras un bicho raro emitiendo sonidos guturales incomprensibles. Lógico, tienes apenas un tiempo viviendo en un segundo o tercer idioma mientras que en la Unión Europea el 44% de los habitantes solamente habla uno.

Y bueno, hay que tener paciencia y humildad con aquellos que creen que, por no hablar el idioma como ellos, tuvieras algún retraso mental o fueras estúpido. Francamente no sabes si te enfrentas a personas defendiendo celosamente su idioma o a racistas que piensan que eres uno más de los extranjeros que vienen a invadir su país  porque –según ellos- no hay oportunidades en el tuyo.

Y aguantas, aunque te tropieces una y otra vez, lo peor que puedes hacer es quedarte callado y aislarte. Conforme pasa el tiempo tratas de sacar la casta, tienes tu orgullo y ya no te conformas con que te entiendan sino que buscas mejorar, aspiras a perfeccionarte porque quieres ser tomado en serio, integrarte y poder comunicarte como lo hacías en tu lengua.

Y así estoy yo, después de cursos intensivos de francés, de trabajar en un restaurante para mejorar la pronunciación, pasados algunos meses de estudios de la maestría…  actualmente me encuentro haciendo prácticas profesionales y me siento como ARIEL, “La Sirenita”. Cada día es un desafío extenuante tratando de mostrar mis capacidades pese a no poder hablar… como yo quisiera.

Meg

 


Francia golea a México… en materia de civismo

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La gente no vota porque la gente no cree. Sentimientos como apatía, decepción y la idea de que nada va a cambiar invaden la mente de una buena parte del electorado mexicano de cara a las próximas elecciones presidenciales. Lo cierto es que nada cambiará si los que podemos votar no lo hacemos.

Y es que en México, el voto es a veces erróneamente percibido como un “derecho” cuando debería más bien ser considerado un deber. Así es, y sólo quienes participan de ésta manera tienen el derecho a opinarcriticar, quejarse y no a la inversa.

Porque ya va siendo hora de que los mexicanos vayamos entendiendo que las cosas funcionan gracias al establecimiento de compromisos y no a andar dando largas como acostumbramos.

Porque en México, país donde nos distinguimos por el ingenio y la picardía que solemos atribuir a toda situación, ya es momento de empezar a ser congruentes.

Y hay que hacer hincapié en ello porque llega a ser molesto ver a tantos expresando descontento, burla, etc. sin antes haberse dado el tiempo de ir a actualizar su credencial, ver un debate o presentarse a votar el día de las elecciones.

¿ Acaso somos una sociedad sin remedio condenada a la auto-flagelación, y a ser víctimas de los gobernantes que NO elegimos sino que dejamos que otros nos elijan?

 

Me gustaría compartir una serie de diferencias que he percibido en los 2 años y medio que he pasado viviendo en Francia. Durante este escaso tiempo he notado ciertas conductas de algunos ciudadanos franceses que vale la pena mencionar:

 

–    Los franceses se quejan de todo SÍ pero también se organizan

–    Los franceses hacen huelga SÍ pero porque consideran la huelga como un medio para ser escuchados y no como un pretexto para no ir a trabajar.

–    Los franceses están acostumbrados a pagar impuestos SÍ pero también sus gobiernos muestran resultados en obra pública o beneficio social.

–    Los franceses pueden aborrecer a un candidato SÍ pero ellos salen a votar cada vez que tienen elecciones (y son dos rondas).

–    A los franceses no les gusta que les digan qué hacer SÍ, en el sentido de que ellos prefieren ir a las urnas o asistir a un mitin en lugar de que alguien más decida por ellos.

–   Los franceses discuten todo el tiempo SÍ, porque culturalmente ellos no asocian discusión con conflicto sino con intercambio de ideas, ellos están acostumbrados a debatir. Por el contrario, nosotros los mexicanos culturalmente tendemos a ligar discusión con conflicto, por eso la evitamos, llegando incluso a aceptar la idea contraria para no «hacerla de cuento».

–    Los franceses tienen una vida asociativa activa, hay grupos formalmente constituidos, de todo tipo, que gozan del estatus de “Asociación”. Este factor denota: el interés por una idea, el trabajo colectivo para desarrollar un proyecto común y la capacidad de organización entre individuos, lo que incluye informarse y respetar reglas.

 

–    En Francia la juventud parece menos aletargada y más participativa en la vida política. Es más común ver jóvenes que se informan, se apasionan e intercambian entre ellos sus ideas, o al menos que estén enterados de lo que pasa en su país.

La juventud mexicana está más interesada en lo “people”, en el “show business”, en hablar de lo qué pasó el fin de semana, del lugar de moda, etc. y esto no está mal pero pareciera que es lo único que les importa. Los jóvenes mexicanos son alérgicos a tocar el tema político porque están decepcionados de la situación del país. Nunca empezaron a creer en él cuando ya habían dejado de creer en él.

 

Si nosotros queremos cambiar a nuestro país podemos empezar participando, involucrándonos en la vida política que es pública y nos concierne a todos. Opinando, conociendo y eligiendo a nuestros candidatos por medio del voto.

Es evidente que en esta época es mucho más fácil tener acceso a la información gracias a las redes sociales, mismas que han servido como detonante de movimientos sociales en otras partes del mundo, debemos entonces darles un uso sabio en México, y no sólo como vitrinas para el ego y los últimos chistes.

Pretextos para no participar siempre sobrarán, siempre habrá a quién o a qué echarle la culpa. Sin embargo, no hay que olvidar que el país que tenemos es nuestra única realidad; hacerlo un lugar más justo, menos discriminatorio y más participativo nos corresponde a todos los mexicanos.

Meg


« Etre bien dans sa peau » Sentirse bien en su propia piel

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Esta es una de las frases de la lengua francesa que más me gustan. Haciendo una traducción literal al español sería algo así como: “estar bien en su piel” pero a mis ojos, esta frase tiene un significado más profundo que el de esas simples palabras.

“être bien dans sa peau” es aceptarse tal cual un@ es, y digo –aceptarse- NO resignarse, conformarse ni nada por el estilo. Es estar cómod@s con lo que somos, es una actitud, un estado mental que está más cerca del equilibrio que de la perfección y a su vez, más cerca también de la felicidad.

Cuántas veces no nos descubrimos tristes,  cansados, tratando de cumplir con expectativas ajenas… cuántas veces no hemos sido severos con nosotros mismos, revisando nuestros defectos con la lupa de la auto-crítica (más dura de lo regular por cierto) para tratar de encajar en lo que “pensamos” que se espera de nosotr@s, en lo que “deberíamos ser o tener”…

Y no, no está mal cuidar nuestro cuerpo, ni aspirar a tener una calidad de vida mejor, una casa, un mejor trabajo, etc.; el problema es cuando sufrimos por conseguirlo, porque tenemos ese “objetivo” tan fijo en la mente que dejamos de ver y agradecer las cualidades y bendiciones con que contamos en éste momento. Es algo así como dejar de vivir en tiempo presente para querer transportarse al futuro… esto definitivamente no llegará por más que lo deseemos ya que no podemos apresurar al tiempo.

Cuando tomamos conciencia de lo que somos, de lo que valemos, nuestro panorama cambia y somos más plenos. Cuando nos aceptamos y nos perdonamos, vivimos en paz con  nosotros mismos, nuestro semblante cambia, nuestro humor, nuestras relaciones… y una cadena de hechos, personas y cosas positivas comienzan a llegar a nuestra vida.

 

La alegría existe cuando uno es lo que debe ser, por eso me gusta tanto ésta frase “être bien dans sa peau”

Meg

 

 


S.O.S llegaron las rebajas!!!

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Ayer navegaba sólo por ocio a través de sitios de ropa femenina, la publicidad era llamativa e incitante y yo, atraída por la curiosidad, empecé a revisar las dichosas “ofertas” cuando sin darme cuenta, empezó a despertar dentro de mí el conocido cosquilleo de la ansiedad compradora. Me detuve, respiré profundo y comencé a pensar en éstas ideas que espero les sean de utilidad.

Lo que la vida te enseña, que pudiera parecer evidente y no está de más recordar.

La presión durante las rebajas es tal que puedes acabar comprando algo que no usarás con regularidad (o que terminará arrumbado al fondo del closet), fuera de tu estilo, talla o necesidades, aguas!

A veces, por no tener claro lo que necesitas, dudas  o dejas ir artículos que realmente eran una buena adquisición o, posiblemente acabas comprando otros que al llegar a tu casa dices “cómo pude haber comprado esto?” Yo prefiero hacer una lista de las cosas que realmente necesito, la voy llenando a lo largo del año y siempre la llevo en mente, así cuando tengo una de ellas frente a mí (y con precio competente) es más fácil para mi radar identificarla.

Remedio contra el auto-sabotaje

Haz un PRESUPUESTO PREVIO de lo que puedes gastar y lleva tus tarjetas lo más limpias de deudas posible. Trata de no manejar efectivo,  el débito es mucho mejor, hay una frase que dice “cuando cuidas los centavos, los pesos se cuidan solos”.

Desecha lo que ya no usas

Es importante deshacerte de lo que ya no te pones o lo que ya no sirve antes de comprar. Un gesto amigable con tu entorno es, si las cosas están en buenas condiciones, canalizarlas a un lugar donde todavía puedan ser útiles para alguien.  Si vas a deshacerte de electrodomésticos, vidrio, ropa o muebles, investiga si hay depósitos especiales para ello, no todo puede acabar en la basura. El sacar lo que ya no usas te permite darte cuenta de lo que realmente necesitas y abrir espacio para que llegue lo nuevo.

Rebajas o espejismos?

Saber el precio real de las cosas es  una buena ayuda, así conoces exactamente de cuánto es la rebaja y si vale o no la pena. Muchos comerciantes inflan sus precios para hacerte sentir que son buenas oportunidades cuando en realidad no lo son.

Todo llega a quien sabe esperar… y comprar

Evita hacer compras de pánico en épocas festivas previas. Memoriza cuándo comienzan las rebajas en tus tiendas de preferencia, unas empiezan pasando navidad, otras en enero, algunas incluso a inicios de febrero, la clave es llegar a tiempo para no encontrar los artículos escogidos. Ten paciencia, algunos comercios guardan un mínimo de stock para que sus aparadores no se vean tan vacíos al inicio de año, descifra la estrategia de ventas de tu tienda y adelante.

Ir de compras de buenas

Cuando yo voy de shopping me gusta hacerlo con buena actitud: con la seguridad de que voy a encontrar lo que busco, o algo mejor. Es fundamental estar consciente de  mi talla y estilo. Los espejos de los probadores pueden desalentarnos. Si algo de tu físico no te agrada, o lo cambias o lo aceptas. A veces, el enfrentarse con el espejo del probador nos hace ponernos tristes o enojarnos con nosotras mismas, ésta no es la intención al ir de compras, hay que relajarse, ser objetivas con la auto-crítica y tomar las medidas necesarias.

Más vale sola que mal acompañada

Sola o acompañada, la clave es poder tomarse el tiempo para reflexionar. Date un espacio temprano, entre semana y sin prisas. Si decides ir con alguien, que sea una persona que disfrute ir de compras para que no te esté presionando con el tiempo o pueda darte una opinión objetiva si la necesitas.

No hagas ahorros mal entendidos

Una prenda que necesita OTRA  para verse bien NO es una buena inversión. Comprar zapatos en un número que no es el tuyo por aprovechar la “oferta” NO es negocio. Revisa bien tus artículos, un objeto dañado puede contar con un atractivo descuento pero cuidado con gastar más en la reparación, como dicen por ahí, puede salir más caro el caldo que las albóndigas.

Si te genera culpa gastar o postergas en lugar de realizar una compra que necesitas (que no pone en riesgo tu economía) al final, acabarás gastando más y comprando mal por la urgencia.

Por el contrario, si tienes la manita ligera para firmar, antes de comprar, SIEMPRE pregúntate: cómo andan tus finanzas personales, si  ya tienes algo parecido, qué tanto te hace falta, qué te pasará si no lo tienes  o si no estás tratando de llenar un vacío con cosas materiales. No caigas en el juego del consumismo.

Lo ideal es comprar sólo lo que necesitas, en el tiempo en el que se presenta la oportunidad, no siempre tiene que ser durante las REBAJAS. Visitar las tiendas frecuentemente (físicas o en línea) puede ser un buen ejercicio para conocer los precios reales y comparar calidad entre las marcas. Que no te de flojera pero OJO, no tienes que salir con algo cada vez que vayas y lo màs importante: no se va a acabar el mundo si no lo compras. :)

Meg


Ahí tienes México

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Por: Meg

Por cada despensa, lonche o tinaco que aceptaste a cambio de tu voto,

eso sí, sintiéndote “muy listo”  porque sabes sacarle provecho al político en turno,

y crees que les estás viendo la cara…  cuando la realidad es que estás malbaratado el bienestar de tu familia…

Ahí tienes México

Por las veces que preferiste leer  “espectáculos” o “sociedad” antes que la nacional,

Ahí tienes México

Por cada vez que frente a tus amigos dijiste: “qué hueva la política” o “de qué sirve mi voto si siempre ganan los mismos”…

Ahí tienes México

Porque estuviste muy enterado de la boda de Gaviota y Peña Nieto

pero no identificas -el nepotismo- teniéndolo enfrente,

con los hermanos Moreira en Coahuila, sólo por citar algún ejemplo…

Ahí tienes México

Porque eres muy líder o muy creativo en redes sociales cuando se trata de hacer chistes de la bobada en turno,

pero no sabes a cuánto asciende la deuda de tu estado o qué se está haciendo con el dinero de tus impuestos…

Ahí tienes México

Porque te encanta estar regando noticias negativas que sólo generan  histeria colectiva sólo porque así -sí te ponen atención cuando hablas-

Ahí tienes México

Porque eres muy bueno para criticar el supuesto alcoholismo de Calderón…

cuando orinas tu sueldo cada sàbado

Ahí tienes México

Porque estás harto de ésta lucha contra el narco que sólo está dejando muertos…

pero no eres capaz de ponerle límites a tus hijos, mucho menos sabes dónde andan y haces -nada- por informarte con quién se relacionan.

Ahí tienes México

Cuando crees que se acaban los problemas si  no enciendes la televisión ni lees noticias…

Ahí tienes México

Cuando te has resignado a entregar tu país a la delincuencia  pues:

no participas, no te asocias, no discutes, no cuestionas, no lees, tomas ventaja cuando puedes, te pasas la luz roja si no te están viendo, piensas que décadas de letargo se van a resolver en un sexenio y es sólo responsabilidad de políticos.

Si tenías alguna duda de por qué tu país está como está, por qué se han cerrado negocios, por qué se ha deteriorado el turismo o de quién es culpa que no puedas salir a la calle sin tener miedo… pues

Ahí tienes México