No es cabello chino es « cabello con onda »

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Brave Merida

 

Nunca había entendido por qué en México al cabello rizado se le dice “chino” pero ya de entrada suena medio feo.

Investigando un poco al respecto, me enteré de que no tiene nada que ver con los orientales amarillos sino con el pasado mestizo de México. Sucede que, durante el mestizaje, se generó  una cruza resultado de indígenas y mulatos africanos de cabello muy rizado. A quienes se comenzó a llamar “chinos”, adjetivo con cual se denominaba a las personas que formaban parte de la servidumbre, pero que con el tiempo, se utilizó para designar a todos aquellos nacidos con el cabello rizado, rasgo distintivo de esta singular mezcla.

Cerrado el paréntesis cultural, me gustaría recalcar que probablemente la época dorada de los rizos fueron los años de “Corazón salvaje” 80’s, donde el volumen era bien visto y una melena abundante era anhelado por la mayoría.

Pero desde finales de los 90’s comenzó una campaña desacreditadora del rizo (al menos en mi escuela primaria) . Misma que se intensificó al comenzar la secundaria, pues todas queríamos tener el cabello lacio “de baba”, lo que para las chinas, como yo, implicaba una tortuosa cita con la secadora de cabello de mínimo 40 minutos (sí, las planchas no eran tan comunes como ahora).

Yo, poseedora de una melena de leona, debo confesar que durante gran parte de mi vida, viví esclava de la secadora y la plancha, persiguiendo un liso que yo consideraba más bello que mi rizo.

Después de vivir en una ciudad donde el clima es húmedo, me valió me di cuenta de que dedicar horas a planchar mi cabello era no sólo inútil sino agresivo, así que, lentamente comencé a dejar a mi cabello ser.

Aquí, en contacto con diferentes culturas, he podido apreciar diferentes tipos de rizo, texturas y espesores que van desde el afro (así, crespo tal cual) hasta el quasi ondulado, y he llegado a la conclusión de que el mío me gusta mucho.

cabello-con-onda

He aprendido a apreciar mi cabello y a interpretar los cuidados especiales que necesita. Lo he dejado seducirme poco a poco, y aunque no fue fácil dejar de lado la plancha, me he dado cuenta que me siento más auténtica dejando a mis rizos libres. No sé si más sexy o más salvaje… pero definitivamente SÍ MÁS ÚNICA, MÁS YO.

Buen camino,

Meg

YO

 


Parisina style

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Audrey Hepburn - Déjeuner chez Tiffany

El estereotipo de la mujer parisina es de glamour, lujo y seducción. Aunque haya más de leyenda que de cierto en ello, después de observar con atención, he descifrado que el estilo parisino es una equilibrada combinación de practicidad y prendas clásicas a prueba de fallos, pero eso sí, siempre con una nota de elegancia. Me dispongo a compartir aquí las claves del vestir de la mujer parisina promedio.

Parisina

 

– El negro – le noir, color por excelencia:

Muchos afirman que transmite elegancia, en mi opinión, la elegancia es una cuestión que va más allá del color (para muestra las italianas ataviadas con colores claros). Lo cierto es que el negro guarda un fuerte lazo con el código de vestimenta parisino, predominando sin importar la hora o la temporada (para corroborar la magnitud del impacto, recomiendo echar un ojo a: Mi primera vez).

Sin lugar a dudas el negro es muy socorrido debido a su practicidad: combina con todo, no se le nota la mugre, transmite sobriedad y a todos hace lucir más delgados. El gris y el azul marino son colores que al igual que el negro, pueden usarse todo el año sin problemas.

– Las balerinas – les ballerines, un clásico total:

A mi llegada fue desestabilizador el tener que resignarme a dejar guardados los tacones en el closet (soy modelo compacto). Con el tiempo se comprende que es una medida a tomar si no se quiere parecer pollito espinado o suicida en las escaleras del metro.

Por ello les ballerines constituyen la solución ideal: coquetas, femeninas, cómodas, en todos los colores y composiciones.  Y, para las que no se resignan al zapato de piso, siempre estará disponible el calzado de tacón pequeño y/o compensado… (O el llevar los tacones de Miss Universo guardados en la bolsa :P).

– La gabardina – la Trench :

Esta prenda no es un abrigo, no es un sweater ni tampoco un impermeable pero resulta imprescindible pues es ligera, protege de la lluvia y del fresco de las noches parisinas. Se usa bastante durante la primavera, verano y el inicio del otoño.

– El Bolso – le sac à main «Longchamp»:

Cuando llegué a Paris, no cabía en el asombro de ver tantas mujeres con estos bolsos. Cada vez que salía me dedicaba a llevar la cuenta de los que veía por las calles (no es broma). No me explicaba la popularidad de un modelo en particular: aquel sin divisiones en el interior, hecho en nylon (¡!), que lo único que tiene en piel son las asas y una pequeña cobertura decorativa con un perro galgo y que además cierra con un simple zipper (¡!)…

Después de tres bolsos he descubierto el porque. Este modelo, creado en 1993 por la tradicional Casa Longchamp, llegó a venderse a razón de un ejemplar cada 15 segundos. El mismo se ha vuelto casi una insignia de la parisina promedio debido a su practicidad: fácil limpieza, forma sencilla (profundo interior) puede plegarse, cuenta con un cierre que protege totalmente su contenido y disponible en una gran cantidad de simpáticos colores.

Claro que no son los únicos bolsos, hay de todo como en cualquier lugar (en piel, sintéticos, de lujo) PERO se tiene que reconocer la presencia de marca y el acierto que tuvo LONGCHAMP con ese modelito.

-Las medias – les collants:

Hace algún tiempo escuché a una reconocida comunicóloga mexicana decir que las medias estaban pasadas de moda… inmediatamente pensé: NUNCA en Paris.

Aquí pueden usarse la mayor parte del año, debido a que protegen del fresco y hasta me atrevo a decir que es también porque ayudan a disimular los “petits poils” (vellitos) hasta el momento oportuno para hacerse la depilación. Recordemos que la parisina es practicidad ante todo.

Aliadas de la minijupe (minifalda), debo hacer hincapié en que el dominio de las medias es todo un arte: que va desde la manera de ponerlas correctamente hasta no romperlas durante el día; y sí, en mi opinión, el usarlas hace sentir de inmediato cierto aire de femme fatale (mujer fatal) 😉

– El paraguas- le parapluie:

También conocido como “sombrilla”, esto claro dependiendo del lugar donde se utilice, y como en Paris hay más lluvia que sol, lo dejaremos en parapluie (paraguas).

En Paris siempre se debe traer uno en la bolsa pues la lluvia forma parte del diario vivir, el clima es sumamente cambiante. Nada de modelos enormes como el de “El Pingüino» en Batman. El paraguas debe ser plegable y caber en el bolso más diminuto.

-La mascada – le foulard:

No, no es tener complejo de Audrey Hepburn ni aires de grandeza. La foulard es una prenda básica cuya función es proteger el cuello de las corrientes de aire, de los cambios de temperatura a lo largo del día (no de quitar el frío). Esto es completamente comprensible pues el viento siempre está presente en las escaleras del metro o al andar por las calles.

– El cabello – les cheveux:

Aquí es raro ver personas con el cabello mojado por la mañana. En general, muchas parisinas tienen el hábito de ducharse la noche anterior (supongo que es para ganar unos minutos más de sueño), de usar secadora de cabello o de no lavar éste a diario (ese es otro tema que, debido a su polémica, trataremos en otra ocasión).

Una cosa es definitiva, la regla no escrita sobre el cabello en Paris es –NO peinarse de relamido como abanderada de la escolta-.

Al cabello se le deja ser y punto. Si se lleva recogido, se dejan mechones fuera de lugar (borditos) de manera intencional, el volumen es algo anhelado en las melenas. Desde la tierna infancia, las pequeñas llevan el cabello suelto y no les exigen ir peinadas con kilos de gel, como si hubieran metido la cabeza en la boca de algún león. El cabello no es percibido como sinónimo de insurrección, como sucede en algunos sistemas educativos de otras culturas (me atrevo a decir).

– Lo que nunca se verá en Paris:

Pants para hacer ejercicio como outfit cuando NO se va a hacer ejercicio. Es común ver en EUA o México a mujeres maquilladas o con el cabello arreglado pero vestidas en conjunto de pants y jersey para salir a hacer compras o para transmitir un aire relajado.

En Paris no es el caso, y si se desea andar en ropa cómoda para salir a realizar dichas diligencias, se escoge otro tipo de ropa pues los pants NO aplican para salir de casa si no es para salir a hacer ejercicio.

 

Algunos se desilusionan al llegar a Paris y percibir el vestir opaco de la mayoría, cuando la ciudad es concebida como uno de los íconos de la moda, cuna de grandes diseñadores. Aunque se pueden ver much@s “vestid@s a la última tendencia” la sorpresa llega al descubrir que gran parte son turistas orientales :) .

La parisina que VIVE de planta en la ciudad, no la turista ni la bloguera de moda, sabe que su vestir debe permanecer práctico, permitiéndole desplazarse en bicicleta (o moto), hacer largas caminatas, subir o descender escalones sin problema. Ella busca guardar un estilo propio pero siempre cuidando de no llamar la atención demasiado.

Lo mágico es que siempre impregna en su vestir su sello personal, llevando en sí misma, quizás sin saberlo, prendas que han permanecido a través del tiempo, belleza y un aire nostálgico que resulta encantador.

Meg


Los diez mandamientos de la nueva ñora (2.0)

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Pues sí, dicen que el primer paso es reconocerlo 😛 … no es cierto. Fuera de bromas y como comentaba en el pasado post «¿Acaso soy una ñora?» el término exige ser redefinido de acuerdo a las nuevas tendencias.

Sola o en pareja, con o sin hijos, arriba de los veinte o de los cincuenta, creo que hay una serie de puntos a recordar para no quedarse atrás, para no pertenecer a esa antigua y decadente generación de ñoras que lejos de imprimirle valor al género femenino lo caricaturizan un poco.

Escribo pues estos puntos como un recordatorio para mí misma en el futuro, para no olvidar, para todas aquellas que se resisten a la idea de que los cambios son parte de la vida, que no se tienen 20 siempre. Para las solteras, para las casadas, para las jóvenes, para las experimentadas…

Va con mucho cariño esperando que, no importa en qué etapa de su vida se encuentren, siempre sean plenas, y tengan amor a sí mismas para después, poder dar a los demás.

Los diez mandamientos de la nueva ñora (2.0)

1. Opiniones propias tendrás

Nada de: «Alberto dice”, “Rogelio piensa”, “David quiere”… como centro de tu conversación. No dejarás a alguien más la responsabilidad de pensar por ti. No tendrás miedo de decir: “YO digo”, “YO pienso”, “YO quiero”.

2. Tus más profundas pasiones nunca olvidarás

Recordarás siempre eso que te movía antes de vivir en pareja, casarte o ser madre. Es evidente que los temas de conversación de una persona se centran en sus áreas de interés y que las mismas cambian con el tiempo pero PROCURARAS tener un tema propio: no tus hijos, no tu pareja, algo que se enfoque en ti, que te guste a ti.

3. A tus amigas frecuentarás

Por más tiempo que te guste pasar con tu pareja ô por más apretada que tengas la agenda, harás espacio para pasar un rato entre amigas. Si tus amistades se han visto impactadas por los cambios en tu vida buscarás otras nuevas.

4. De tu cuerpo y salud cuidarás

No pondrás como pretexto a algo o a alguien para descuidarte. No olvidarás tu lado sexy y sensual. Te arreglarás para alguien SI, lo harás para TI.

5. Objetiva e informada permanecerás

Las redes sociales y las tecnologías de la información, sin miedo y para bien, habrás de utilizar. Antes de opinar te informarás.Nada de exageraciones, chismerío ni de tratar de imponer tus opiniones, éste tipo de conductas le resta puntos a tu credibilidad.

6. Los prejuicios de lado dejarás y la crítica moderarás

Si bien es cierto que la capacidad de observación de algunas mujeres se agudiza con la edad, la manera en la que los otros vivan no es asunto tuyo. Los prejuicios evidencian la manera de pensar de la época en la que fuiste educada. Los usos y costumbres evolucionan, todo cambia.

7. Sobre tu edad no mentirás

(Eso es muy ñora de los 80’s – 90’s). Siéntete orgullosa de los años que has vivido, de tus heridas de guerra, sean: un corazón roto, arrugas, estrías o canas.

8. A viajar ligera aprenderás

No, esto no tiene nada que ver con maletas, tiene que ver con la capacidad de perdonar para no guardar resentimientos y andar ligera por la vida.

9. Profundamente te conocerás

Sabrás identificar cuando estás sensible por cambios hormonales o por el clima, cuando estás enojada con tu pareja o con tu jefe. Lo identificarás rápido, tratarás de hablar claro y no andarás regando amargura por doquier ni colgando milagritos a quiénes no les corresponde.

10. Estar sola tu disfrutarás

La dependencia y la ansiedad serán los estados emocionales a evitar. Vencer el miedo a estar sola, a estar con una misma, es algo que toda mujer debe saber. Es algo diferente a andar de arriba para abajo todo el día para no pensar… es más profundo que estar trabajando hasta tarde como loca para no sentir. Es algo que parte del hecho de cultivar una relación íntima con una misma, que deriva del autoconocimiento y de saber disfrutar de la propia compañía así como se puede disfrutar de estar con los demás.

Y bien, no sé si yo pueda cumplir todos éstos preceptos al pie de la letra pero al menos sé que quiero intentarlo. Evidentemente cada mujer libra una lucha particular desde su trinchera y las circunstancias de cada una son únicas pero buenas noticias: nunca es tarde para re-inventarse a sí misma y buscar el equilibrio.

 Meg

 


¿Acaso soy una ñora?

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No sé si estoy pasando por una crisis de la edad o qué me sucede… lo cierto es que me encuentro en la veintena y a pesar de que no entré en pánico cuando cumplí los veinticinco hay algunos pensamientos que me asaltan de repente, cuestionándome la pertinencia de los roles que actualmente vivo versus la imagen de lo que se espera de mí o lo que los medios quieren vender al segmento de mujeres “de mi edad”.

Sucede que vivo entre dos tierras, es así. Aunque no de manera física formo parte de la sociedad mexicana. Al mismo tiempo, dada mi ubicación geográfica lucho por tener un lugar dentro de la sociedad francesa, enfrentándome así a una diferencia de costumbres entre el conservadurismo mexicano (latinoamericano) y la apertura europea (en general).

Poniéndolo más claro, cuando reviso mi timeline de Facebook, es fácil ver la diferencia entre mexicanos y franceses por el contenido de sus publicaciones. Mi timeline mexicano está lleno de fotos de bodas y ultrasonidos… en mi timeline europeo las bodas son escasas y, aunque se puede ver que hay parejas que se encuentran viviendo juntas, no es necesario que estén casadas. Tengo la ligera impresión de que las mujeres mexicanas adoptan una actitud diferente en cuanto se casan y eso me genera un poco de conflicto.

En toda sociedad, el hecho de firmar un contrato legal o religioso transforma automáticamente a la señorita en “señora” (Y aclaro que se trata específicamente de la mujer porque los hombres no pasan de señoritos a señores). Pero dentro del contexto mexicano este cambio es sumamente radical ya que da por hecho el cumplimiento de ciertas obligaciones domésticas, y expulsa inmediatamente a la fémina fuera del mercado, dicho de otra forma: posiciona a la mujer más cerca de la imagen de madre de familia que de la de objeto del deseo.

¿Cuáles son los factores que vuelven a una mujer “ñora”? ¿Por qué ser “ñora” puede relacionarse más con edad avanzada que con algo sexy? ¿Hay una edad para la “ñorez”? ¿Existirán acaso determinados hábitos que delatan a las “ñoras”?

Son estas reflexiones las que discutía recientemente con una de mis mejores amigas, la cual, a pesar de vivir sola desde la preparatoria ha reconocido desde siempre tener una personalidad algo «ñora». Dado que NO nos identificamos con esa imagen devaluada del término creo que es el momento justo de brindar un significado más apropiado y actual al concepto (y sus derivados), dejando de utilizarlo para restregar un estatus social, más propio de un género que de otro, o simplemente como calificativo despectivo.

Eres ñora desde que haces conciencia de que no puedes vivir de atún, de que la ropa que se acumula no se lavará sola, desde que te haces responsable de surtir tu despensa y administrar el dinero de manera que ningún comerciante (sea un supermercado o alguna institución bancaria) te vea la cara. Eres una ñora triunfante cuando superas la prueba de realizar ágilmente una labor desconocida, desde cocer una sopa, cambiar una llanta, planchar una prenda o destapar un desagüe. Eres una ñora hecha y derecha cuando no se te va una y te trabajan la mente y la intuición a la velocidad de la luz.

No, no hay edad para ser  ñora, se aprende, se desarrolla. Si me preguntan, no debería ser exclusivo del género femenino y en lugar de ser percibido como cero sexy debería ser considerado super hot (como sucede con los hombres hogareños, tan cotizados ellos ).

No hay que estereotipar, una ñora no necesariamente es fan del que-hacer doméstico pero sí sabe brindar soluciones. Independientemente de contar con la fortuna de tener gente que sepa resolverle a uno ciertas situaciones, el know-how de la ñorez debería ser incluido en algún manual de subsistencia para el cotidiano de la vida, quizás así se reduciría la cantidad de gente inútil (hombres y mujeres) que anda circulando por ahí.

El otro día comentaba con  mi madre el asombro ante los cambios producidos en mi persona durante estos tres años desde que dejé el hogar de mis padres, entre los cuales puedo mencionar: la destreza para desarrollar ciertas tareas domésticas, la mal pensadez agudeza mental, el decir las cosas de manera clara y sin tapujos,  el estar un paso adelante, el contar con la habilidad para atar cabos rápidamente, etc. totalmente desconcertada le dije a mi mamá: ¡Creo que estoy envejeciendo! Ella, con la serenidad que la caracteriza me respondió: “Hija mía, bienvenida al mundo de las mujeres observadoras”.

Meg

Sobre el mismo tema: Los diez mandamientos de la nueva ñora (2.0)

 


El cuerpo de las mujeres

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Il corpo delle donne – Documental de Lorella Zanardo

Una denuncia abierta hacia la televisión italiana por presentar a la mujer como un objeto decorativo y meramente sexual.

«Tan solo cuerpos de adorno, pilotados  a control remoto»

Provocando que las mujeres de hoy ya no se acepten a sí mismas, que se modifiquen a través de operaciones, que tengan pánico a envejecer…  consecuencia de la imagen que les ha vendido la televisión y que ellas mismas han decidido «comprar», pensando que esos comportamientos son parte de su libertad.

Lorella Zanardo : «Viví años en el extranjero. Cuando volví, me indignaba viendo la televisión mientras mis amigos se encogían de hombros: ‘Apágala y ya’. Pero ¿vamos a abandonar a los que no tienen recursos para decidir vivir sin la caja negra? El 80% de quien tiene una, no se informa de otra manera. Tenemos que cambiarla, no ignorarla»

Un excelente documental que permite preguntarnos: ¿ Qué tan lejos estamos de los escándalos de Berlusconi y de la imagen minimizada que se promueve de la mujer?

El video que aquí se presenta se encuentra subtitulado en español y es altamente recomendable.

Para los que deseen visitar el sitio italiano aquí la liga  : http://www.ilcorpodelledonne.net/

Y tu, ¿ves mucha diferencia de lo que se presenta en la TV mexicana?

Meg

 


« Etre bien dans sa peau » Sentirse bien en su propia piel

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Esta es una de las frases de la lengua francesa que más me gustan. Haciendo una traducción literal al español sería algo así como: “estar bien en su piel” pero a mis ojos, esta frase tiene un significado más profundo que el de esas simples palabras.

“être bien dans sa peau” es aceptarse tal cual un@ es, y digo –aceptarse- NO resignarse, conformarse ni nada por el estilo. Es estar cómod@s con lo que somos, es una actitud, un estado mental que está más cerca del equilibrio que de la perfección y a su vez, más cerca también de la felicidad.

Cuántas veces no nos descubrimos tristes,  cansados, tratando de cumplir con expectativas ajenas… cuántas veces no hemos sido severos con nosotros mismos, revisando nuestros defectos con la lupa de la auto-crítica (más dura de lo regular por cierto) para tratar de encajar en lo que “pensamos” que se espera de nosotr@s, en lo que “deberíamos ser o tener”…

Y no, no está mal cuidar nuestro cuerpo, ni aspirar a tener una calidad de vida mejor, una casa, un mejor trabajo, etc.; el problema es cuando sufrimos por conseguirlo, porque tenemos ese “objetivo” tan fijo en la mente que dejamos de ver y agradecer las cualidades y bendiciones con que contamos en éste momento. Es algo así como dejar de vivir en tiempo presente para querer transportarse al futuro… esto definitivamente no llegará por más que lo deseemos ya que no podemos apresurar al tiempo.

Cuando tomamos conciencia de lo que somos, de lo que valemos, nuestro panorama cambia y somos más plenos. Cuando nos aceptamos y nos perdonamos, vivimos en paz con  nosotros mismos, nuestro semblante cambia, nuestro humor, nuestras relaciones… y una cadena de hechos, personas y cosas positivas comienzan a llegar a nuestra vida.

 

La alegría existe cuando uno es lo que debe ser, por eso me gusta tanto ésta frase “être bien dans sa peau”

Meg

 

 


Ser mujer en tiempos de encueratrices

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¿Cómo mantener elevada tu autoestima en una época en la que todas se quitan la ropa? Cuando las cirugías, el botox (o ya de perdida un «photoshopazo») están al alcance de cualquiera…

Y ahí estás tú, nunca se te había exigido tanto. No basta con que te mates trabajando todo el día, que seas independiente, que te partas en pedacitos para estar con quien te necesita, que seas divertida, interesante o buena gente. No es suficiente porque eso en el mundo de hoy -ya no vende-.

Hoy en día tienes a toda la bola babeando por aquella que se encuera más. Así de fácil, hoy se cuenta con un ideal de belleza bastante elevado: figura perfecta y sugerente, bubis grandes, trasero firme, cabello glamouroso, piel tersa… Y por supuesto el guardaropa ideal que haga verse siempre sexy y con estilo. No hay derecho a tener un mal día, ni siquiera a amanecer sin ganas de peinarse. ¿Hasta qué extremo hemos llegado que hay mujeres que dejan de comer lo que les gusta simplemente por el miedo de pasar de talla S a M? ¿Hasta qué punto nos lavaron el cerebro haciéndonos creer que a los 30 a una mujer ya se le está yendo “la primavera”? (Primavera mis calzones! )
Y no, nadie dijo que ser bella fuera pecado, el problema es que éste estándar de belleza que se nos vende es fabricado, no natural.

Y a pesar de que al ver éstas imágenes estamos consientes de que el éxito del “impacto visual” es debido a la cirugía, al fotógrafo o a algún software, las mujeres mismas nos exigimos parecernos a estos modelos muchas veces poniendo en riesgo nuestra salud física cayendo de paso en la frustración emocional (depresión) por no poder amanecer cada mañana como modelo de portada de revista.

¿Dónde quedó la esperanza para la mujer promedio? Para aquella mujer real que se encarga de ser -ella misma- su propio maquillista, estilista, asesor de imagen, entrenador, nutriólogo…

Reconozco el atractivo de todas las que se quitan la ropa (sé que de algo tienen que comer…) pero me regocijo de “las mujeronas” que hacen congruente su exterior con su interior, que son sexys, inteligentes, capaces, amorosas, que se esfuerzan, que logran lo que se proponen y que no necesitan enseñar para traer babeando a varios porque son auténticas. Esa es la belleza que perdura y, ese tipo de mujer siempre tendrà por lo menos a alguien que la quiera y ese alguien es: ella misma.

Meg



2. The Full Monty Parisino

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Perdida en mis pensamientos iba yo un viernes cualquiera en el transporte público de mi preferencia, “Soy totalmente Metro”, que ofrece los mejores espectáculos al viajero para amenizar su  trayecto… FALSO!. La verdad es que ya me tienen hasta el gorro los señores que se suben a tocar canciones tristes con violín, acordeón, etc. Al principio me fascinaba pero llega un momento en el que te hartas del: “Bésameee muuucho como si fuegra esta noshe la ugtima veeez”. En fín, mi selectivo cerebro es inmune a ritmos depresivos pero esta vez fue todo lo contrario, a mi vagón se subió un chavo que me hizo recordar la película “The Full Monty” porque no era muy agraciado, de hecho se veía “pachoncito” pero bailaba rap con unas ganas que la gente del vagón no tuvo más remedio que comenzar a aplaudir. Sin pensarlo dos veces, comencé a grabarlo con mi teléfono, él se dio cuenta, pero lejos de esconderse o portarse grosero dedicó unos pasos a mi cámara como si fuera yo alguien de MTV. Me puse roja como tomate y cuando su “asistenta” pasó a recoger la propina, sin pensarlo dos veces le di mi colaboración, lamento no haber traído más dinero pues la sonrisa que me sacó no tiene precio.

Meg


Acabando con las fobias

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Nunca me han gustado las serpientes, ni las que se arrastran ni mucho menos las que andan en dos patas.

Escuché alguna vez que para perderle el miedo a algo hay que hacerlo, y aquí estoy yo, cual Salma Hayek en «Del crepúsculo al amanecer» con tal de perderle el miedo a estos viperinos animalitos… sólo les cuento que ¡sobreviví!

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