Siempre puedes volver a empezar

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No sé si alguna vez en tu vida has sufrido un bloqueo creativo. Puede haber sucedido después de haber vivido un momento de mucha euforia (felicidad o quizás hasta depresión) o tras haber atravesado simplemente por alguna rachita de esas en las que la vida se parece  más que a otra cosa a un juego de tetris donde se empieza fácil pero cuyo nivel de complejidad va subiendo: hay que tomar decisiones rápidas, muchas piezas por acomodar…y zas! de pronto te sorprendes a ti mismo dejando de hacer las cosas que antes te gustaban tanto, postergando actividades y cambiando, como dice la frase, lo importante por lo urgente.

Fue más o menos algo así lo que me sucedió  mí. Sin saber cómo ni cuándo, de repente se me evaporaron las ganas, así es, las ganas de hacer algo que me apasiona y que estuve viviendo intensamente durante casi cinco años: ESCRIBIR.

Pasé mucho tiempo enfocada en la escuela, saliendo con mis amigos, entre los nervios que pasa un recién egresado durante su primera búsqueda de empleo. Me ocupé, me desocupé y me volví a ocupar. Cerré ciclos y empecé otros, cambié de país (y de continente) por seguir mi corazón y, aunque estoy contenta de todo lo que he hecho (y también de mis omisiones) de lo que sí de alguna manera me arrepiento es de no haber escrito en tanto tiempo, de no haberme dado el espacio para hacer algo que me apasiona y que es parte de mi esencia. Probablemente no estaba lista, pero ahora estoy aquí, ansiosa por empezar, por descubrir y sobre todo: lista para compartir un poco de mí.

Bienvenid@

Meg