No era penal… en el futbol como en la vida

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No era penal

Yo, como muchos, soy apasionada del futbol: lo disfruto, me gusta, me enajena. Lo he seguido desde que era pequeña y creo firmemente que ese noble deporte puede enseñar hasta lecciones de vida.

Tomo como ejemplo el acontecimiento que, a pesar de haber sucedido hace algunos días ya, no deja de circular en redes sociales, mostrando la conmoción de los mexicanos futboleros quiénes todavía nos estremecemos (entiéndase: lagrimita que corre, suspiro inesperado, apachurro en el pecho, y otros derivados) cada vez que recordamos el inexistente penal marcado a favor de Holanda, al minuto 2 del tiempo adicional, cuando íbamos empatados 1-1 y nuestra selección había sido (debo decir) por mucho superior a la escuadra naranja.

Sí, lo sé, duele recordar el clavado de Robben (Teatrero: si llegas a leer éste post, recuerda que hay un Dios que todo lo ve). Sí, la selección mexicana era una combinación de talento, experiencia, hambre y una característica nunca antes vista en nuestra historia: trabajo de equipo. Sí, esa misma selección fue preparada en tiempo record, Miguel Herrera hizo maravillas, Guillermo Ochoa se consagró en el mundial como “el impenetrable muro azteca” en la portería, tuvimos una defensa de hierro que no permitió marcar a Brasil en su casa (“ni con chochos” como diríamos en mi rancho) y un equipo que no dependía de figuras para demostrar. No sé qué me duele más, si el progreso demostrado en tan corto tiempo o que fue el último mundial de Rafa Márquez (pues ya lleva 4 disputados)… No cabe duda de que hay ocasiones especiales en las que las estrellas se alinean de manera perfecta, una sola vez y la oportunidad es única: la tomas o la dejas.

Pero ya, dejándome de culpas al árbitro, a Robben y a la FIFA, me propongo hacer un paralelo entre lo que le sucedió al TRI  y lo que vivimos en la cancha de la vida. Porque así es, muchas veces culpamos al destino, a la mala suerte, a la voluntad de Dios de nuestros males.

Factores externos y desventajas siempre existirán: envidias, preferencias, circunstancias desfavorables, etc. pero si nosotros, somos contundentes y no dejamos lugar a dudas, deben ser otros los resultados.

Cualquiera puede desanimarse ante los obstáculos y sentirse víctima. No juzgo pues hay pruebas muy duras pero no es la única opción, es sólo –conformarse- para vivir de recuerdos. Si se quiere hacer historia hay que armarse de determinación y seguir adelante aunque el miedo apriete, aunque el panorama sea incierto, aunque todos los pronósticos sean en contra, aunque el cansancio pese, aunque otras personas lo hayan intentado antes… quizás sin lograrlo. Echarse para atrás no es la respuesta si se quiere hacer historia. Si en el fútbol los partidos se ganan con goles, en la vida se ganan con resultados. Cada quién, a su escala, lucha sus pequeñas-grandes batallas. Siempre habrá momentos determinantes en el camino, en los que aunque tiemblen las piernas y la situación imponga, haya que demostrar más, esforzarse más, para poder definir a nuestro favor el rumbo de nuestra historia.

Hoy por hoy, no tengo nada que reclamarle a esta, mi selección. Al contrario, me han inspirado a tratar de ser excelente en momentos de incertidumbre. A ECHAR GOLES “para callar todas las malditas dudas” como dicen por ahí.

A seguir caminando,

Helenistica

mi-seleccion


Cuando se trata de futbol se me desata la boca

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Pique86

En México el futbol es popular; conocido por todos, apreciado por las masas. Trasciende barreras de ingresos económicos, nivel educativo, género, edad. El futbol en México nos hermana. Está ligado a nuestra historia. Y cuando juega la selección mexicana, las diferencias entre aficionados de diversos clubes mueren para dar paso a la comunión de una sola afición.

Y bajo este argumento de unidad, los mexicanos podríamos ser considerados una afición apasionada, entregada, alegre, viajera pero también irreverente según la percepción de aficionados de otros países al presenciar nuestros festejos durante los encuentros de la selección mexicana en Brasil 2014.

Los ojos del mundo están puestos en México y no a causa de la elevada cifra de homicidios en varias de sus ciudades o al bajo índice de lectura, NO. Esta vez sucede tras la polémica de la FIFA y el famoso PXXXXTO (movimiento de manitas incluido) que brota de boca (y de lo profundo del alma) de gran parte de los aficionados cada vez que el portero del equipo adversario lleva a cabo un saque de meta. En esta ocasión (porque han habido otras más importantes en las que los mexicanos ni nos damos por enterados) discutimos entre nosotros y nos movilizamos en redes sociales para justificar que la palabra es parte de nuestro folklor y que nada tiene de homofóbico… Nos han dado en una fibra sensible: nuestro futbol, poniéndonos a más de uno a reflexionar sobre expresiones que hemos ido incorporando a nuestro vivir, como emisores o receptores, pero que aunque se hayan vuelto cotidianas a nuestros ojos no quiere decir que sean correctas.

memes-fifa

Yo no dudo que haya muestras más serias de discriminación y homofobia pero éste tipo de señalamientos que vienen de personas de otras culturas deberían hacernos pensar sobre nuestra manera de expresarnos. ¿Por qué? Porque ya estamos tan habituados a lo que llamamos “nuestro folklor” que no distinguimos la barrera entre lo que es uso y costumbre en México y lo que es civilmente correcto: universalmente hablando: el respeto a los demás. Sin olvidar algo importante, en Brasil somos invitados y no se trata de ir a imponer nuestras costumbres al extranjero (cualesquiera que sean).

Y concretamente hablando de futbol y mexicanos, ¿no serán este tipo de expresiones el reflejo de nuestros más profundos complejos e inseguridades como sociedad?

Que si queremos ser parte de un grupo hacemos lo que hacen todos. Que nos enajenamos cuando vemos jugar a nuestro equipo de futbol porque queremos (al fin) sentirnos buenos en algo y parte de un todo. O la legendaria característica –tan mexicana- de que, para poder sentirnos bien, necesitamos minimizar al otro «Viva México ¡cabrones!»

El reciente y polémico pxto, dependiendo claro de la intención y del contexto, no es más que una expresión que muestra una deformación paulatina de nuestro lenguaje (así pasó con el güey en los 90’s que al principio incomodaba y que terminamos adoptando).

El pxto es el claro reflejo de una sociedad carente de adjetivos, una palabra que todos (o casi todos) hemos dicho a la ligera, sin el ánimo de ofender y que, al momento de ver un partido de futbol hemos dejado escapar, gracias al anonimato de la masa, el deseo de pertenencia, la ligereza del alcohol o a falta de terapeuta para descargar las frustraciones.

Tal vez es el momento de que aprendamos de otras aficiones y hagamos gala de la creatividad y picardía que nos caracterizan de maneras mas creativas, sin olvidar que el deporte debe hermanarnos y no dividirnos. :)

Qui ne saute pas n’est pas français (El que no salte no es francés)

Recomiendo la lectura de: «Puto el que lo lea» de Alvaro Cueva http://bit.ly/1mbReLg

Respetuoso y futbolero camino,

Helenistica