Terapia para uno

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Jardines de Giverny

¿Por qué escribo?

Escribo porque es el único universo donde mi excesiva orientación al detalle y mi mal hábito de «andarse por las ramas», juegan finalmente a mi favor y no en mi contra.

Escribo porque me permite conectar conmigo. Porque he llegado a un punto en el cual ya no me cabe, ni en el pecho ni en la cabeza, lo que escucho con todos los sentidos.

Escribo porque haciendo memoria, Dios me dejó ver desde pequeña, que era una de los talentos con los que me bendijo. Ponerlo en práctica es mi manera de honrarlo.

Escribo por vanidad y por diversión. Porque la sensación de leerse tiempo después, al menos a mí, me permite recordar lo que en aquel entonces me movía, reirme de mi misma y es tan refrescante como verse a sí mismo en una foto antigüa.

Escribo porque si lo que no se usa acaba por no servir… no quiero que mi corazón se convierta en un tiradero de ramas secas sino que se conserve como un jardín fértil, con flores de colores y olor a tierra mojada.

Dicen por ahí que escribir hace bien. Yo no lo supongo, tengo la certeza de que al menos para mí así es.

¿Y tu por qué escribes?

@helenistica


El derecho de quejarse

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No me quejo, así me comunico

No me quejo, así me comunico

Para quienes aun no lo saben, quejarse es deporte nacional en Francia. Justificado o no, me atrevería a decir que forma parte del ADN del frenchi promedio.

Pudiera parecer inofensivo pero el hecho de “râler” (que en castellano significa renegar) es el estado permanente de muchas personas por aquí. Quejarse de todo en todos lados y por cualquier cosa: está nublado, hace calor, el tráfico… los franceses expresan la queja abiertamente sin pudor alguno, sea asunto propio o ajeno.

Al no haber nacido en la misma cultura debo decir que tanto renegamiento  me desconcierta.

¿Acaso el decidir ver el claro antes que el oscuro nos hace mejores ante los demás?

Me pregunto si el quejarse por aquí dará puntos extra… haciéndolos parecer más inteligentes, críticos, ágiles, ambiciosos, mejores ciudadanos o mejores personas…

Hace varios años que percibo la queja como una constante entre la gente de aquí y al principio me parecía hasta divertido. Después, empecé a experimentar cierta inmunidad, bloqueando mis oídos ante los habituales gruñidos ajenos (que no respetan hora ni edad) poniendo mis ojos en blanco al escuchar reniegos sobre cosas a mi criterio irrelevantes.

Así me la llevaba hasta que escuché decir a alguien que “el no quejarse refleja falta de carácter”.

Dicho razonamiento me provocó bastante incomodidad pues me sentî completamente aludida al considerarme alguien que trata de verle el lado bueno a las cosas (la mayoría del tiempo) y quien según algunos se queja poco o casi nunca.

Hoy conozco las razones por las cuales no estoy de acuerdo y no, no es la resignación mexicana la que habla.

Desde mi perspectiva, la falta de carácter es no llevar a cabo las acciones necesarias para cambiar algo que nos molesta. Dejar que sea la marea la que marque el rumbo en lugar de hacerlo uno mismo.

Para mí, la fortaleza de carácter no se refleja necesariamente vociferando las 24 horas a la menor provocación. Expresar la inconformidad a través de diarrea verbal (contaminando de paso el entorno) no sirve de nada si no se llevan a cabo las acciones necesarias para cambiar lo que nos molesta.

¿Demasiado tráfico? Levántate más temprano, ¿No te gusta el clima? Quítate o ponte ropa, ¿No quieres hacer algo? No lo hagas, hazlo sin quejarte o busca la manera de no volverlo a hacer. En pocas palabras, creo que hay que anticipar y ser creativos con soluciones a largo plazo en lugar conformarse con el alivio efímero que provoca la queja pasajera.

Manifestar las inconformidades ha dado paso a las grandes luchas sociales que se llevaron (y se siguen llevando a cabo) en este gran país: ¡cierto!. Más vale afuera que adentro ¡correcto!.  Y sí, quejarse constituye un ejercicio saludable cuando la queja está respaldada por una acción, de lo contrario se vuelve pura exhalación de dióxido de carbono.

Mensaje para los frenchis de mi parte «Quejarse por todo no refleja la falta de carácter sino el tener un muy mal carácter» ahí se las dejo.

«Râler pour tout et n’importe quoi ne reflète pas la manque de caractère… mais plutôt le fait d’avoir un sale caractère» (Helenistica)

@helenistica


La sensualidad de la delicadeza

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Hace unos días tuvimos la oportunidad de visitar la exposición de una de las pioneras de la pintura del siglo XVIII en Francia: Louise Élisabeth Vigée, mejor conocida como Madame Vigée – Le brun.

Creo que para apreciar el arte (en cualquiera de sus formas) no se necesita forzosamente de ser un experto en la materia. Lo principal es abrir los sentidos y dejarse llevar para interpretar lo que el autor nos quiere decir a través de su obra.

En el caso de Vigée-Le Brun el deleite es inmediato pues, con sólo contemplar sus retratos, el espectador puede imaginar una historia encerrada en la mirada de cada personaje.

No es mi intención recitar en este post su vida pero recomiendo leer su biografía para comprender un poco más el contexto histórico en el que vivió pues, se trata nada más y nada menos que del periodo de la revolución francesa, acontecimiento después del cual, ni Francia ni el mundo volvieron a ser los mismos.

Quiero compartir aquí algunos datos y anécdotas que me parecieron bastante curiosos y que pude conocer gracias a la exposición :

  • Talento de familia

Nació en una familia burgesa y su papá le transmitió la técnica de la pintura, alentándola siempre a pintar. A falta de modelos, Élisabeth retrataba a los miembros de su familia y amigos, dejando de esta manera ver su talento. Después comenzó a pintar para conocidos de la familia: importantes comerciantes y damas de la alta sociedad parisina, haciendo su fama crecer rapidamente.

  • Le brun, es el apellido de su «ex»

Se casó y adoptó el apellido de su esposo (como era la usanza francesa, y en muchos casos sigue siéndolo). El susodicho era comerciante de arte y cuenta la leyenda que se las daba del «gerente de ventas» de la pintora. Se rumora que, con el objetivo de aumentar las ventas, llevaba a Élisabeth jóvenes estudiantes de pintura para que «le echaran una mano» y así, la artista pudiera producir más y más cuadros. Cuando se separaron, el apellido ya era parte de su prestigio. Tuvieron una hija y Élisabeth era una madre bastante dedicada, tratando de conciliar su papel de madre y artista.

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  • El último grito de la moda

La sociedad parisina (siempre tan amante de la novedad, sin importar si es el siglo XVIII ó XXI :) ) comenzó a reconocerla. Tenía bastante clientela pues era capaz de plasmar el lado más bello de las personas sin alterar la realidad. Todas las damas de la alta sociedad y aristócratas, querían ser retratados por ella, y la reina Maria Antonieta no fue la excepción.

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  • La favorita de la reina

Maria Antonieta no tenía fama de ser fácil de impresionar, sin embargo Vigée-Le brun acertó con este cuadro sin tener que disimular los razgos de la soberana, convirtiéndose en la retratista predilecta de la reina, llegando a retratarla en momentos cruciales de su vida como emperatriz.

Primer retrato a Maria Antonieta

Primer retrato a Maria Antonieta

Cuentan que fue convocada para realizar esta pintura donde la reina se encuentra rodeada de sus hijos (el pequeño delfín* incluído) con el objetivo de restaurar la decaída imagen de la soberana. Alrededor de Maria Antonieta circulaban rumores de infidelidad, y el contexto político no la ayudaba tampoco. Vigée-Le brun aceptó pintar este cuadro pese a que, dentro de sus obras no figuran los retratos en grupo. Sin embargo, ¿quién podría resistirse a una petición de la reina?

La obra original se encuentra expuesta en el palacio de Versalles ;)

Maria Antonieta con sus hijos. La obra original se encuentra expuesta actualmente en el palacio de Versalles ;)

  • Indiscutible talento o prejuicios

Vigée-Le brun fue la primera mujer en poder ingresar a la Academia Francesa de Pintura. Los prejuicios misóginos de la época impedían su entrada y aceptación. Se rumoraba que había sido aceptada solamente por favor de la reina y el rey… La verdad es que sí existió una carta de recomendación de parte los soberanos, la cual definitivamente le facilitó al menos la entrada. Los altos directivos de la institución argumentaban que las mujeres no podían ingresar a la prestigiosa Academia pues era «inmoral» que las damas tuvieran que contemplar a los modelos masculinos «a poil» (al desnudo) durante algunas de las clases… bla, bla, bla  :) Ella tuvo que abrirse paso entre colegas y profesores de ideas decadentes.

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  • Exilio debido a sus amigos «incómodos»

Al estallar la Revolución Francesa y como les dieron cuello sucediendo lo que sabemos a Maria Antonieta y Luis XVI, Vigée-Le brun tuvo que dejar Francia. Con amigos tan incómodos para la Revolución, tuvo que exiliarse en varios países como Italia, Austria y Rusia. Su prestigio entre la élite social de cada ciudad la acompañaría en todo momento, durante sus 12 años de exilio.

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Muchos dirán que su prestigio se debió a sus conexiones, sin embargo para mí, las obras de Élisabeth Vigée-Le brun resaltan la belleza, sin necesidad de tener razgos perfectos; la natural elegancia de la persona, sin que forzosamente sea de cuna aristocrática; la sensualidad de sus formas, y no debido a atuendos sugestivos, sino gracias a la sensualidad que la artista logra plasmar en los detalles y razgos: labios carnosos, ojos destellantes, cabello voluminoso o mejillas rosadas. La delicadeza puede palparse gracias al balance de colores y a la técnica (óleo y pastel) sin olvidar el toque maternal… Y respecto a esto último, lo interesante es que la artista logra transmitir este atributo sin importar que el/la modelo sea una niña, una mujer, un hombre maduro o una reina… es como si hubiera tenido el don de plasmar la esencia divina que todo ser humano lleva dentro.

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Te deseo un camino en colores pastel :)

@helenistica

 

*Delfín: es el hijo del rey elegido para ocupar el trono a su muerte

 


Más que 365 oportunidades

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Marc Chagall - Ópera Garnier Fotografía @helenistica, 2015

Marc Chagall – Ópera Garnier
Fotografía @helenistica, 2015

Algunos gustan de comparar el nuevo año con un lienzo en blanco…  me agrada la idea pero no soy artista, al menos de pinceles. 😀

Tenemos frente a nosotros un fondo blanco y una paleta entera de posibilidades… y colores. Una metáfora que sin duda puede llegar a ser bastante profunda y dar para reflexionar laaargo y tendido.

Pero fuera de analogías, lo cierto es que cada quien tiene el poder de definir cómo quiere vivir cada uno de los 365 días que vienen. Y sí, tenemos EL PODER puesto que en uno mismo reside la CAPACIDAD DE DECIDIR.

Los pesimistas lógicos 😉 dirán que la capacidad de decidir está limitada por las circunstancias personales… sin embargo, como muchos otros, pienso que pese a ellas todos seguimos teniendo la capacidad de decidir.

Cada uno tiene el poder de determinar CON QUÉ ACTITUD quiere vivir el momento presente.

Atención: este concepto es sólo apto para valientes (aquellos que son expertos en personificar el papel de víctimas y los fans de la cultura sufridora telenovelezca: favor de abstenerse, puede ser una idea revolucionaria en contra de su filosofía interna calibre «espíritu de mártir» :0 ).

¿Por qué en enero?

No faltará el contreras que diga: «Aaaash, es tan mainstream* definir los propósitos en enero» o el esotérico que salga con su: «¿Por qué no mejor comenzamos el 08 de febrero que es el inicio del año chino?» o el financiero que quiera empezar después del día de corte de su tarjeta de crédito… ninguno está equivocado.

El cambio de cifra en el contador nos permite tomar cierta perspectiva e instintivamente hacer un balance, sobre cómo nos fue y lo que queremos, lo que pudimos realizar y lo que quedó pendiente, traemos fresco el recuerdo y la idea generalizada de volver a empezar. Para muchos otros podría hacerse con la llegada de la primavera o el cumpleaños… es lo de menos, lo importante es tomarse el tiempo de reflexionar y ajustar las velas.

Eso sí, lo que nos dure el impulso y lo correctamente que hayamos trazado nuestros objetivos es harina de otro costal…

¿Visualizarlo ayuda?

En indicadores, en uvas, en una lista de propósitos escrita, en una foto… A mi me gusta tener una imagen del antes y el después (y no precisamente de esas que circulan en redes sociales de gente perdiendo peso o cambiando de look). Una fotografía mental de los logros y progresos adquiridos el año pasado. Y digo una fotografía mental porque no todos los logros pueden visualizarse dentro de una fotografía física, como no todas las experiencias de la vida pueden resumirse en un CV.

«Todo cambia» diría el Heráclito, cuanta razón tenía. Si no somos los mismos entre ayer y hoy, con mayor razón no seremos los mismos después de un año.

Y tu, ¿Invertiste o despilfarraste tus 365 días del 2015? ¿Eres una mejor versión de ti mismo? ¿Qué aprendiste?

Tener presente el saldo del 2015 puede servir de trampolín para vivir más y en mejor conciencia el 2016.

2016: ¡Eres bienvenido!

@helenistica

Más de 365 oportunidades

 

*Mainstream: Cultura de masas (anglicismo que literalmente significa corriente principal), se utiliza para designar los pensamientos, gustos o preferencias predominantes en un momento determinado en una sociedad (Wikipedia)


Querido cuerpo

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Querido cuerpo,

Durante estos días hemos pasado un tiempo a solas tú y yo (vaya de qué manera). Mira que tenerme en cama durante más de tres días no fue muy buena jugada de tu parte… No te lo tomo a mal pues me doy cuenta que llevabas tiempo pidiéndome de manera sutil que te escuchara. Ahora veo que no fui muy amable contigo al no detenerme para ponerte un poquito de atención.

Pasado este periodo en que la enfermedad me ha doblegado, quiero que sepas que en mi debilidad he sabido reconocer tu grandeza.

Invadida por la fiebre me has mostrado que eres un gran luchador de batallas. Me has enseñado que no sólo es importante dormir sino descansar.

Con la metodología de la expulsión de flemas me has hecho comprender que no soy un dromedario y que hidratarme continuamente no es negociable.

Me recordaste que debo hacer tres comidas equilibradas al día; no sólo para poder tolerar la acidez de los medicamentos cuando estoy enferma, sino SIEMPRE pues alimentarse correctamente es como abonarle a la cuenta de la salud.

Obligándome a permanecer en arraigo domiciliario durante una semana me has permitido tomar conciencia de mis prioridades y entender que todo puede esperar porque primero tengo que cuidarte.

Me has mostrado quienes se preocupan por mí y el bien que hacen las muestras de afecto. Aunque creo que es más divertido ponerse en contacto para chacharear que para pasarse remedios y menjurjes en el apuro (no es queja; el caldo de pollo, la mezcolanza de tés y el vaporub fueron muy eficaces).

Gracias por hacerme valorar la importancia de respirar para vivir… y que hay que hacerlo con alegría. Es bonito poder distinguir entre mi semblante coqueto y mi versión de espantapájaros zoombie.

Te quiero y te agradezco todo lo que haces por mí, hagamos las paces.

@helenistica

P.D.: Bueno, aunque el ver todo lo que tengo que lavar como resultado de esta invasión virulienta no me motiva demasiado, sé que hasta en esas tú estás conmigo pues en este barco vamos juntos los dos. :)


Mensaje en botella

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Puerto Vallarta, México. Fotografía cortesía de @ceronne

Puerto Vallarta, México.
Foto cortesía de @ceronne

Por @helenistica

En pleno mar de la soledad

una botella es lanzada al agua.

Celosa en ella un mensaje guarda

que ansioso espera a ser leído.

Las olas van y vienen sin parar,

más al llamado nadie aún ha respondido.

 

Aunque el horizonte parece vacío estar

yo continúo emitiendo mi llamado.

Certeza de que alguien lo reciba no poseo,

sólo el mar con su eco me responde

poniendo a prueba mi paciencia y mis deseos

a veces mi esperanza entre la arena se esconde…

 

Pero repentinamente observo el panorama,

escucho el ritmo constante de las olas,

mi pecho se llena con la brisa salada

y no dejo de sentirme afortunada

de estar viva y pensar que no estoy sola,

que todo cuestión de tiempo y ganas.

 

Seguramente han habido días mejores,

con la confianza que da lo conocido,

sin embargo los periodos de incertidumbre

nunca están exentos del camino.

Continuar siempre es mejor que lamentarse,

lanzar la botella cada día antes que desmoronarse…

 

Si tu al igual que yo, frente a un mar estás

recuerda que no te encuentras del todo solo

respira profundo y levanta la frente,

pues la bruma nunca es permanente

para quien decide tomar riesgos

y su destino forjar valientemente.

Paciente camino,

@helenistica


Dunas nocturnas

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Nocturna

Por @helenistica

Avanzo en el desierto de la noche

sola con mis tres caballos.

La calma reina, los minutos pasan y la luna distante

descansar aconseja a los caminantes.

 

El caballo de mi mente no obedece,

le gusta sin rumbo galopar,

perderse en senderos extraños,

el tiempo no sabe interpretar.

 

Mi segundo caballo lo sigue sin dudar,

lo llamo “Corazón” pues alegre es

y con él no se puede razonar.

Anda noblemente y no cuestiona,

aunque el miedo nos persiga jamás me abandona.

 

Cuerpo es el más viejo de los tres,

los años lo han hecho sensato.

Se resiste a avanzar y dormir quiere,

pero con los otros por delante

no le queda más que seguir el trote.

 

Y ahí van los tres a galope,

llevándome por inciertos y desconocidos caminos,

los minutos se han hecho horas

sin llegar a nuestro destino.

 

El cansancio a vencernos comienza

y la marcha cada vez se torna más lenta.

Con los colores del amanecer en el horizonte

detenerse finalmente han decidido,

más no he sabido en qué momento

pues a mí el sueño ya me ha vencido.

 

Nocturno camino :)

@helenistica


Regalos de vida

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Para celebrar mi entrada en la tercera década de vida pasé algún tiempo pensando en cuál sería el mejor regalo a hacerme a mí misma.

Soy algo romántica con la idea de inaugurar etapas 😛 Para mí, cerrar los veintes para dar paso a los treintas es un motivo digno de celebración y me puedo pasar el año entero festejando.

Aunque queden un montón de sueños por cumplir, y más vale que siempre los haya, me gusta pensar que he entrado en el tercer piso sintiéndome en mi mejor forma, física y mental (pese a todos los asuntos en curso de resolución :) ).

Creo he aprendido a aceptar y amar mi cuerpo tal cual es. No sabría decir si esto es gracias a la sabiduría que trae consigo la edad (si es que esto existe) o la madurez que me ha dejado el vivir lejos de México, de mi familia de origen y el rollo del entorno conocido. Lo cierto es que siento que, entre las vueltas que da la vida, he tenido espacio para conocerme mejor, cambiar hábitos y apreciar algunos de los detalles simples pero importantes que la conforman.

En este, mi año número 30, quería hacerme a mi misma un regalo simbólico que no hubiera recibido jamás.

Deseaba algo que me proporcionara cierta adrenalina, que me recordara siempre la juventud y la locura, que fuera significativo pero sin rayar en lo banal. De adolescente pensé alguna vez en lanzarme en paracaídas, después me pasó por la cabeza la idea de viajar a mi destino soñado o hacerme tatuaje…  pero nada de esto terminaba de convencerme.

Yo buscaba algo que no fuera fácil de tener y que no necesariamente pudiera comprarse con dinero.

Fue entonces cuando casi sin querer, vino instalándose poco a poco en la mente la idea de correr un 20km para celebrar la vida. Muchos pensarán que correr un 20km es un paso inevitable para alguien que lleva corriendo 4 años forzadamente regularmente, con distancias máximas de 10km pero no es así.

El running es una disciplina que cada quien decide llevar hasta donde le place. Y para alguien como yo, que como he compartido en ocasiones, pasó 25 años de su vida creyendo que tenía nulo talento para los deportes, quien detestaba sudar y realizar cualquier esfuerzo (y se asustaba al mínimo dolorcito que pudiera manifestarse en su cuerpo), para alguien así, el decidir correr 20km es algo que no solamente cuesta sino que también exige cierto compromiso.

A nivel running, los entrados en estos menesteres no me dejarán mentir que 20km es una distancia que se prepara. Quienes hemos hecho carreras de 5, 10 ó 15km sabemos lo que es ir avanzando durante una carrera y ver cómo se van quedando algunos en el camino.

Y no es que yo quisiera terminar la carrera en un tiempo record pero sí tenía bien claro que, salvo por alguna lesión durante el trayecto que me dejara tirada en el suelo, no me permitiría a mi misma caminar durante la carrera, no señor.

Aquellos que entrenan distancias superiores a los 10km sabrán que los 20km implican algo de resistencia, y que por lo cual conviene preparar poco a poco al cuerpo para el desgaste (plantas y dedos de los pies, rodillas, etc.). Una carrera de 20km implica saber administrar recursos como la energía y la hidratación. El running es un acto que requiere de escuchar al cuerpo, oh sí.

Yo no soy experta pero suelo decir a mis amigos y familiares que para mí, correr es parecido a conducir un auto estándar…

Es tanta la atención que se presta al cuerpo que este se convierte en un noble vehículo que va indicando por si mismo qué paso hay que llevar. Preparar un 20km implica escucharse a si mismo durante un rato, identificar los dolores, la sed, el cansancio, las bajas de glucosa para justamente evitar que lleguen durante la carrera, poniendo remedio antes de que se presenten.

Bueno, pues todo esto yo lo aprendí durante mi preparación de los 20km que correría para celebrar mis 30 años de vida, nada más y nada menos que en la ciudad de Paris.

Acompañada por Cookies, mi compañero de aventuras 😛 , pasamos gran parte del verano realizando carreras largas y otro poco de intervalos. Llevar una alimentación de calidad, un ritmo adecuado de sueño y el realizar otra actividad cardiovascular complementaria para fortalecer piernas y rodillas no está demás.

Los motivos de cada corredor son valiosos y muy personales, no importa cuales estos sean. Lo cierto es que estos deben ser lo suficientemente fuertes para hacernos cambiar la comodidad de las pantuflas por el movimiento de unos tenis saltarines…

Así que, con el paso de las semanas continuamos gustosamente los entrenamientos, cuidando prevenir cualquier lesión muscular (o mal paso) yo bastante ilusionada con la idea de regalarme esos 20km.

Sin embargo y como suele suceder con las historias que merecen la pena de ser contadas 😉 debido a un par de excesos… a una semana y media del gran día, agarré un bicho virus que el médico diagnosticó como faringitis. Con temperatura, dolores musculares y flemas de todos colores, tuve que pasar 5 días encerrada en mi casa sin salir ni a la panadería de enfrente, literal.

A una semana del 20km de Paris teníamos los 10kms de Nike Paris-Centre, una carrera que Cookies y yo llevamos 3 años corriendo de manera consecutiva y que sería el trámite preparatorio antes de los 20km. Anda la osa (¡!) … fue muy desmoralizante para mí tomar la decisión de no correr esos 10km :(

Sin embargo aprendí que para ganar una guerra es importante seleccionar cuidadosamente las batallas que se van a pelear.

En mi caso yo tenía que dejar pasar esta para poder estar en condiciones para el domingo siguiente. Con los ojos inflamados de llorar y creo debido al polvo (anécdota local), al día siguiente  de la carrera que no corrí, mis ojos amanecieron de un rojo vampiro que me duró como 4 días, más salada imposible :(

Y pues bien, pese a los nervios, las expectativas y a las pequeñas piedritas en el camino, que no hicieron otra cosa que darme más cuerda 😉 el domingo 11 de octubre de 2015 corrí mis primeros 20km contenta y hecha una fiera :) :) ). No por haberlo hecho en un tiempo récord (los hice en 2h06’17”) sino porque esta carrera me permitió descubrir mi lado salvaje, confirmar mi tenacidad y agradecer una vez más a mi cuerpo el llevarme por caminos que nunca hubiese podido imaginar.

¡Celebremos la vida!

@helenistica

20km de Paris - Fiera

20km_de_Paris - Echando lámina

2015-10-11 18.47.08

 


Retrouvailles

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Reencontrarse con viejos amigos después de años de distancia permite transportarse magicamente en el tiempo.

La coincidencia, los diferentes caminos recorridos,  las arrugas hablándonos acerca de cómo hemos vivido, aquel brillo en nuestros ojos permanece.

Recordamos lo que somos y lo que fuimos durante una época de la vida en la que la locura pesaba más que la razón.

Escuchamos los ecos que dejamos en el otro, observamos con ternura las huellas que quedaron en el pedazo de camino que juntos recorrimos alguna vez.

No sabemos nada de un próximo encuentro, pero tenemos la certeza de que aunque el tiempo pase, siempre nos quedarán el idealismo, la calidez y la pureza de lo que fuimos… al menos en el corazón.

@helenistica