Calaverita : No hay espacio en los panteones

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Por: Meg, aka : @helenistica

 

De pies a cabeza estresada

la calaca se encontraba,

pues su carga de trabajo

día con día aumentaba.

 

“Hospitales y panteones todos llenos de glotones,

largas colas de gente panzona

bebiéndose su Coca-Cola…

sin practicar nada de ejercicio,

pero dándole fuerte al vicio…”

 

“Llegan gordos, feos y a destiempo

cuando aún no es su momento,

echando a perder su calidad de vida

por los antojos del día…”

 

“Me saturan el negocio,

por llevar una vida de ocio,

comiendo comida procesada

como si no pasara nada…”

 

“Agregando azúcar y sal a todo,

usted juzgue ¡aquí no hay modo!,

unos fuman, otros no duermen y otros se estresan

perdiendo toda entereza…”

 

“Y yo, trato de hacerme la disimulada

pero esa gente desordenada

me pone a trabajar todos los días,

y me obliga a llevarlos enseguida”

 

“La gente de antes duraba más, dicen resignados,

no dándose cuenta de que poniéndose más aguzados:

llevando una vida equilibrada,

y una alimentación balanceada,

¡llegarían al panteón más guapos,

y aún dentro de un buen rato!”

 

 


Mensaje en botella

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Puerto Vallarta, México. Fotografía cortesía de @ceronne

Puerto Vallarta, México.
Foto cortesía de @ceronne

Por @helenistica

En pleno mar de la soledad

una botella es lanzada al agua.

Celosa en ella un mensaje guarda

que ansioso espera a ser leído.

Las olas van y vienen sin parar,

más al llamado nadie aún ha respondido.

 

Aunque el horizonte parece vacío estar

yo continúo emitiendo mi llamado.

Certeza de que alguien lo reciba no poseo,

sólo el mar con su eco me responde

poniendo a prueba mi paciencia y mis deseos

a veces mi esperanza entre la arena se esconde…

 

Pero repentinamente observo el panorama,

escucho el ritmo constante de las olas,

mi pecho se llena con la brisa salada

y no dejo de sentirme afortunada

de estar viva y pensar que no estoy sola,

que todo cuestión de tiempo y ganas.

 

Seguramente han habido días mejores,

con la confianza que da lo conocido,

sin embargo los periodos de incertidumbre

nunca están exentos del camino.

Continuar siempre es mejor que lamentarse,

lanzar la botella cada día antes que desmoronarse…

 

Si tu al igual que yo, frente a un mar estás

recuerda que no te encuentras del todo solo

respira profundo y levanta la frente,

pues la bruma nunca es permanente

para quien decide tomar riesgos

y su destino forjar valientemente.

Paciente camino,

@helenistica


Dunas nocturnas

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Nocturna

Por @helenistica

Avanzo en el desierto de la noche

sola con mis tres caballos.

La calma reina, los minutos pasan y la luna distante

descansar aconseja a los caminantes.

 

El caballo de mi mente no obedece,

le gusta sin rumbo galopar,

perderse en senderos extraños,

el tiempo no sabe interpretar.

 

Mi segundo caballo lo sigue sin dudar,

lo llamo “Corazón” pues alegre es

y con él no se puede razonar.

Anda noblemente y no cuestiona,

aunque el miedo nos persiga jamás me abandona.

 

Cuerpo es el más viejo de los tres,

los años lo han hecho sensato.

Se resiste a avanzar y dormir quiere,

pero con los otros por delante

no le queda más que seguir el trote.

 

Y ahí van los tres a galope,

llevándome por inciertos y desconocidos caminos,

los minutos se han hecho horas

sin llegar a nuestro destino.

 

El cansancio a vencernos comienza

y la marcha cada vez se torna más lenta.

Con los colores del amanecer en el horizonte

detenerse finalmente han decidido,

más no he sabido en qué momento

pues a mí el sueño ya me ha vencido.

 

Nocturno camino :)

@helenistica



Libérate de la ansiedad – Facundo Cabral

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Como los budistas, sé que la palabra no es el hecho.

Si digo «manzana» no es la maravilla innombrable que enamora el verano, si digo árbol apenas me acerco a lo que saben las aves, el caballo siempre fue y será lo que es sin saber que así lo nombro.

Sé que la palabra no es el hecho, pero sí sé que un día mi padre bajó de la montaña y dijo unas palabras al oído de mi madre, y la incendió de tal manera que hasta aquí he llegado yo, continuando el poema que mi padre comenzó con algunas palabras.

Nacemos para encontrarnos (la vida es el arte del encuentro), encontrarnos para confirmar que la humanidad es una sola familia y que habitamos un país llamado Tierra. Somos hijos del amor, por lo tanto nacemos para la felicidad (fuera de la felicidad son todos pretextos), y debemos ser felices también por nuestros hijos, porque no hay nada mejor que recordar padres felices.

Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la Tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo.

Además, el universo siempre está dispuesto a complacernos, por eso estamos rodeados de buenas noticias. Cada mañana es una buena noticia. Cada niño que nace es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor es un soldado menos, por eso hay que cuidarse del que no canta, porque algo esconde. Eso lo aprendí de mi madre que fue la primera buena noticia que conocí. Se llamaba Sara y nunca pudo ser inteligente porque cada vez que estaba por aprender algo, llegaba la felicidad y la distraía, nunca usó agenda porque sólo hacía lo que amaba, y eso se lo recordaba el corazón. Se dedicó a vivir y no le quedaba tiempo para hacer otra cosa.

De mi madre también aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo, ahora mismo, le puedes decir basta a la mujer (ó al hombre) que ya no amas, al trabajo que odias, a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida, ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo.

Me he transformado en un hombre libre (como debe ser), es decir que mi vida se ha transformado en una fiesta que vivo, en todo el mundo, desde la austeridad del frío patagónico a la lujuria del Caribe, desde la lúcida locura de Manhattan al misterio que enriquece a la India, donde la Madre Teresa sabe que debemos dar hasta que duela.

Caminando comprobé que nos vamos encontrando con el otro, lenta, misteriosa, sensualmente, porque lo que teje esta red revolucionaria es la poesía. Ella nos lleva de la mano y debajo de la luna, hasta los últimos rincones del mundo, donde nos espera el compinche, uno más, el que continúa la línea que será un círculo que abarcará el planeta. Esta es la revolución fundamental, el revolucionarse constantemente para armonizar con la vida, que es cambio permanente, por eso nos vamos encontrando fatalmente para iluminar cada rincón.

Que nada te distraiga de ti mismo, debes estar atento porque todavía no gozaste la más grande alegría ni sufriste el más grande dolor. Vacía la copa cada noche para que Dios te la llene de agua nueva en el nuevo día. Vive de instante en instante porque eso es la vida.

Me costó 57 años llegar hasta aquí, ¿cómo no gozar y respetar este momento? Se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere. Y si la historia es tan simple, ¿porqué te preocupas tanto?. No te sientas aparte y olvidado, todos somos la sal de la Tierra. En la tranquilidad hay salud, como plenitud dentro de uno.

Perdónate, acéptate, reconócete y ámate, recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad, borra el pasado para no repetirlo, para no abandonar como tu padre, para no desanimarte como tu madre, para no tratarte como te trataron ellos, pero no los culpes porque nadie puede enseñar lo que no sabe, perdónalos y te liberarás de esas cadenas.

Si estás atento al presente, el pasado no te distraerá, entonces serás siempre nuevo.

Tienes el poder para ser libre en este mismo momento, el poder está siempre en el presente porque toda la vida está en cada instante, pero no digas no puedo ni en broma porque el inconsciente no tiene sentido de humor, lo tomará en serio y te lo recordará cada vez que lo intentes. Si quieres recuperar la salud abandona la crítica, el resentimiento y la culpa, responsables de nuestras enfermedades. Perdona a todos y perdónate, no hay liberación más grande que el perdón, no hay nada como vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza y por lo tanto para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica que te hace juez (agotadora y vana tarea) y cómplice de lo que te disgusta. Culpar a los demás es no aceptar la responsabilidad de nuestra vida, es distraerse de ella. El bien y el mal viven dentro de tí, alimenta más al bien para que sea el vencedor cada vez que tengan que enfrentarse.

Lo que llamamos problemas son lecciones, por eso nada de lo que nos sucede es en vano. No te quejes, recuerda que naciste desnudo, entonces ese pantalón y esa camisa que llevas ya son ganancia. Cuida el presente porque en él vivirás el resto de tu vida.

Libérate de la ansiedad, piensa que lo que debe ser será, y sucederá naturalmente.



No te rindas – Mario Benedetti

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No te rindas, aún estás a tiempo

De alcanzar y comenzar de nuevo,

Aceptar tus sombras,

Enterrar tus miedos,

Liberar el lastre,

Retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,

Continuar el viaje,

Perseguir tus sueños,

Destrabar el tiempo,

Correr los escombros,

Y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,

Aunque el frío queme,

Aunque el miedo muerda,

Aunque el sol se esconda,

Y se calle el viento,

Aún hay fuego en tu alma

Aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo

Porque lo has querido y porque te quiero

Porque existe el vino y el amor, es cierto.

Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas,

Quitar los cerrojos,

Abandonar las murallas que te protegieron,

Vivir la vida y aceptar el reto,

Recuperar la risa,

Ensayar un canto,

Bajar la guardia y extender las manos

Desplegar las alas

E intentar de nuevo,

Celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,

Aunque el frío queme,

Aunque el miedo muerda,

Aunque el sol se ponga y se calle el viento,

Aún hay fuego en tu alma,

Aún hay vida en tus sueños

Porque cada día es un comienzo nuevo,

Porque esta es la hora y el mejor momento.

Porque no estás solo, porque yo te quiero.



La muerte lenta – Martha Medeiros (extracto)

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Muere lentamente quien no cambia de ideas, ni cambia de discurso, quien evita las propias contradicciones.

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos y las mismas compras en el supermercado. Quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo, no da algo a quien no conoce.

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