La ley del eterno retorno

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Café turco serbio en Paris

 

La vida me recuerda de múltiples formas algo que con frecuencia suelo olvidar.

Que ante todo somos personas, sin importar las presiones y la lista interminable de pendientes que todos llevamos a cuestas.

Que lo único que nos quedará siempre, serán los momentos, las atenciones, las palabras y todos esos gestos que detienen, al menos durante unos momentos, la vorágine de rapidez en la que vivimos constantemente.

@helenistica

 

 


La batalla que nunca habrás de ganar

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Por: @helenistica_

 

En una arena cruel y despiadada,

dos enormes monstruos se debaten con desdén.

 

Sobre arenas movedizas se libra la lucha descarnada

entre dos entes que compiten sin tocarse

en una batalla en la que pese a todo esfuerzo

no podrá ninguno campeón coronarse.

 

Como dos magos sobre el mismo escenario

tratando uno al otro superar,

con un desfile de artilugios

que ni el más ingenioso pudiese imaginar.

 

Como dos orquestas musicales en un duelo sonoro

llevándose a cabo al unísono absurdamente,

donde la melodía en ruido inaudible se convierte

no fluyendo armónicamente en la corriente.

 

Tan estúpido como dos changos peleando por una banana

sobre un árbol tupido de racimos…

 

Tan irrisorio como las manos tratando de contener entre ellas

un poco de agua a la orilla del mar…

 

Tan peligroso como irse hundiendo de a poco

en arenas movedizas por más rápido querer avanzar.

 

Tan ilógico como un par de flores compitiendo en belleza

cuando cada una de ellas es una creación única y naturalmente perfecta.

 

Y en esa cruenta lucha de los egos,

las gigantescas y abominables creaturas

resultaron no ser más que los miedos de dos pequeños niños

en una batalla de sombras en un muro de ilusión,

en el cual no hay nunca un ganador.

 


Mensaje en botella

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Puerto Vallarta, México. Fotografía cortesía de @ceronne

Puerto Vallarta, México.
Foto cortesía de @ceronne

Por @helenistica

En pleno mar de la soledad

una botella es lanzada al agua.

Celosa en ella un mensaje guarda

que ansioso espera a ser leído.

Las olas van y vienen sin parar,

más al llamado nadie aún ha respondido.

 

Aunque el horizonte parece vacío estar

yo continúo emitiendo mi llamado.

Certeza de que alguien lo reciba no poseo,

sólo el mar con su eco me responde

poniendo a prueba mi paciencia y mis deseos

a veces mi esperanza entre la arena se esconde…

 

Pero repentinamente observo el panorama,

escucho el ritmo constante de las olas,

mi pecho se llena con la brisa salada

y no dejo de sentirme afortunada

de estar viva y pensar que no estoy sola,

que todo cuestión de tiempo y ganas.

 

Seguramente han habido días mejores,

con la confianza que da lo conocido,

sin embargo los periodos de incertidumbre

nunca están exentos del camino.

Continuar siempre es mejor que lamentarse,

lanzar la botella cada día antes que desmoronarse…

 

Si tu al igual que yo, frente a un mar estás

recuerda que no te encuentras del todo solo

respira profundo y levanta la frente,

pues la bruma nunca es permanente

para quien decide tomar riesgos

y su destino forjar valientemente.

Paciente camino,

@helenistica


Dunas nocturnas

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Nocturna

Por @helenistica

Avanzo en el desierto de la noche

sola con mis tres caballos.

La calma reina, los minutos pasan y la luna distante

descansar aconseja a los caminantes.

 

El caballo de mi mente no obedece,

le gusta sin rumbo galopar,

perderse en senderos extraños,

el tiempo no sabe interpretar.

 

Mi segundo caballo lo sigue sin dudar,

lo llamo “Corazón” pues alegre es

y con él no se puede razonar.

Anda noblemente y no cuestiona,

aunque el miedo nos persiga jamás me abandona.

 

Cuerpo es el más viejo de los tres,

los años lo han hecho sensato.

Se resiste a avanzar y dormir quiere,

pero con los otros por delante

no le queda más que seguir el trote.

 

Y ahí van los tres a galope,

llevándome por inciertos y desconocidos caminos,

los minutos se han hecho horas

sin llegar a nuestro destino.

 

El cansancio a vencernos comienza

y la marcha cada vez se torna más lenta.

Con los colores del amanecer en el horizonte

detenerse finalmente han decidido,

más no he sabido en qué momento

pues a mí el sueño ya me ha vencido.

 

Nocturno camino :)

@helenistica